Ventajas en energía limpia no libran a Brasil de consecuencias del cambio climático

La capacidad instalada de generación de Brasil superó los 200GW el 7 de marzo, según el Ministerio de Minas y Energía (MME), pero la sobreoferta y las condiciones climáticas extremas asociadas al cambio climático están generando dificultades inquietud.

"Este es un hito importante para el sistema eléctrico y para el país. Nuestra misión es equilibrar la seguridad energética con tarifas bajas para beneficio de los brasileños", dijo en un comunicado el titular de Minas y Energía, Alexandre Silveira.

Actualmente, el 84,3% de la generación proviene de fuentes renovables —un 55% del total corresponde a centrales hidroeléctricas—, lo que sitúa al país en una posición de privilegio a nivel global.

Sin embargo, debido al gran volumen de proyectos centralizados y distribuidos renovables que se están conectando a la red, el país está experimentando excedente de oferta de energía. 

El desafío de hacer factibles los nuevos proyectos de generación en este escenario —más complicado por los bajos precios de la energía y el aumento del consumo— podría superarse con productos verdes y proyectos de hidrógeno con bajas emisiones que salgan de la etapa de planificación.

"Si logramos escalar los proyectos de hidrógeno verde en Brasil, tendremos que duplicar nuestra capacidad de generación. Eso cambiaría las reglas del juego", indicó Luciana Costa, directora de infraestructura y cambio climático del banco de desarrollo BNDES, en una reciente entrevista con BNamericas.

Sin embargo, hay un problema más urgente que el sector eléctrico tendrá que afrontar: mantener la infraestructura de transmisión y distribución ante condiciones climáticas extremas.

El año pasado estuvo marcado por cortes de energía en varios estados brasileños, entre los cuales el más notable se registró en São Paulo, donde la italiana Enel tuvo dificultades para restablecer el suministro después de una intensa tormenta.

Consciente del problema, el regulador eléctrico Aneel lanzó a fines de febrero una consulta pública para evaluar la necesidad de una intervención regulatoria para aumentar la resiliencia de los sistemas de distribución y transmisión.

"La agencia reconoce la importancia crítica de la infraestructura eléctrica para la sociedad y la necesidad de desarrollar estrategias de acción que puedan minimizar los impactos y garantizar la resiliencia del sistema eléctrico frente a las adversidades climáticas", indicó la agencia en un comunicado.

No obstante, Alexei Vivan, experto en el sector eléctrico y socio del bufete Schmidt Valois Advogados, planteó que no corresponde una intervención regulatoria.

Añadió que la intervención solo es legítima de acuerdo con los requisitos y formalidades definidos por ley y en los contratos de concesión.

"Se decreta intervención cuando la concesionaria incumple reiteradamente sus obligaciones, existen riesgos para la prestación del servicio y no se cumplen las determinaciones del ente regulador. Ese no parece ser el caso", dijo Vivan a BNamericas.

Celebró la iniciativa de la Aneel de evaluar normas y procedimientos para mejorar la robustez y resiliencia de los sistemas eléctricos frente a los fenómenos climáticos extremos, que han sido más frecuentes y están tendiendo a intensificarse.

Advirtió, sin embargo, que cualquier nueva obligación que represente gastos o inversiones para el concesionario debe ir acompañada de una definición del origen de los fondos para no impactar el equilibrio económico y financiero del contrato de concesión.

"Si Aneel decide imponer nuevas obligaciones, debe definir de dónde provendrán los fondos. Ya sea del Tesoro Nacional, que es poco probable, o de las tarifas eléctricas de los consumidores", sostuvo.

"Por lo tanto, recomendamos prudencia y parsimonia, y evaluar cuidadosamente el impacto regulatorio y tarifario de las medidas destinadas a aumentar la seguridad del suministro eléctrico".

DISCUSIONES

Durante un taller sobre este tema organizado por Aneel el mes pasado, el titular de la agencia, Sandoval Feitosa, mencionó los eventos climáticos extremos que afectaron el suministro en los estados de São Paulo, Río de Janeiro, Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná en 2023 y 2024.

"Todos estos registros muestran, indiscutiblemente, que todos nosotros —distribuidoras, empresas de transmisión, la Defensa Civil estatal, los bomberos, los alcaldes y los gobernadores— tenemos un problema, porque las empresas de distribución y transmisión no pueden responder a eventos de esta magnitud", indicó Feitosa.

“Cuando trabajaba en el sector de distribución, especificábamos postes para velocidades de viento de 70-80km/h. Hoy en día ya es necesario especificar para más de 100km/h”.

En el mismo evento, Marcos Madureira, presidente de la asociación de distribuidoras Abradee, indicó que las concesionarias están estudiando nuevas formas de operar sus redes y reponer el suministro eléctrico con mayor rapidez después de los cortes.

"Este año visitaremos Estados Unidos para conocer qué se ha hecho allí frente a fenómenos climáticos extremos y contrataremos una consultoría para estudiar formas de mejorar nuestro funcionamiento", manifestó.

TRANSMISIÓN

Abrate, asociación que agrupa a las empresas de transmisión, reconoció que la continuidad del suministro eléctrico se ve "tremendamente afectada por el cambio climático, que es cada vez más intenso y requiere cada vez más acciones innovadoras por parte de las compañías transmisoras".

El aumento de las temperaturas ha generado un aumento de los incendios forestales, especialmente en las regiones norte y noreste, lo que exige el desmonte previo de franjas de servidumbre donde se instalan líneas de transmisión, así como campañas públicas de concientización.

Mientras tanto, la mayor intensidad de los vientos ha derribado torres de transmisión en los estados de São Paulo, Paraná, Rio Grande do Sul, Minas Gerais y Acre, según Abrate.

La asociación señaló durante el taller que, antes de que entrara en vigor la normativa actual, las empresas de transmisión realizaban sus proyectos y diseñaban postes para velocidades de viento de alrededor de 112km/h.

En eventos más recientes, en la zona sur se derrumbaron torres por vientos con velocidades de 150km/h e incluso, después de refuerzos diseñados para 173km/h, cayeron nuevamente.

Para afrontar este nuevo escenario, las empresas transmisoras han buscado más información sobre redes de anemómetros, que analizan la dirección e intensidad de los vientos.

En lo que se refiere a mantenimiento, las empresas invierten en estructuras logísticas, provistas de mecanismos de gestión de emergencia para servicios que requieren movilización de más profesionales.

Abrate ha llamado a tratar las condiciones climáticas extremas como un evento externo imprevisto, debido a las severas adversidades climáticas que están surgiendo, muchas veces en biomas de difícil acceso.

"Cada implementación o mejora de la normativa vigente puede generar mayores exigencias y este caso no es distinto", dijo a BNamericas el director técnico de Abrate, Geraldo Pontelo.