El impacto de la victoria electoral de Trump en el sector energético de Brasil

La victoria electoral de Donald Trump podría debilitar la diplomacia ambiental de Brasil, a través de la cual el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha ejercido un poder blando global, apalancado por la biodiversidad y el potencial de las energías renovables del país.

Al mismo tiempo, el segundo mandato de Trump puede fortalecer el lobby del petróleo y el gas de Brasil.

Ticiana Alvares, directora técnica del instituto de estudios estratégicos del petróleo Ineep, pronostica que el debate sobre la transición energética se enfriará en los organismos multilaterales debido a la negación del cambio climático por parte de Trump. En su primer mandato, Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París.

“Esto podría reflejarse en Brasil, dando más fuerza al sector de petróleo y gas del país, incluidas inversiones en nuevas fronteras exploratorias como el Margen Ecuatorial y la cuenca Pelotas”, señaló Alvares a BNamericas.

También indicó que es posible que Brasil aumente las importaciones de derivados estadounidenses, sobre todo el diésel, que ha perdido terreno frente al combustible ruso en los últimos años.

Según el regulador de petróleo y gas, ANP, Estados Unidos representó alrededor del 30% de las importaciones de derivados de petróleo en 2023, con un suministro de 11,8 millones de metros cúbicos (Mm3), de los cuales 3,5Mm3 correspondieron a diésel. Las importaciones del combustible ruso en el período ascendieron a unos 7,5Mm3.

Otros derivados importados desde EE.UU. el año pasado fueron coque de petróleo, nafta, gas licuado de petróleo (GLP), gasolina, lubricantes, solventes y queroseno de aviación.

Marcus D'Elia, socio de Leggio Consultoria, destacó que se espera que el impacto más significativo de la elección de Trump se refleje en el consumo estadounidense de petróleo y derivados, que podría aumentar, ya que las subvenciones a la electrificación o los aranceles a los vehículos eléctricos importados podrían verse afectados por las nuevas políticas.

“No se cree que la elección de Trump tenga un impacto significativo en el mercado mundial del petróleo en términos de volumen o precio, ni que afecte de forma directa a la producción o las exportaciones de [la petrolera estatal] Petrobras”, expresó D'Elia en un comunicado.

Estados Unidos recibió el 6% de las exportaciones de crudo de Petrobras en el 3T24, detrás de China (41%), Europa (32%) y América Latina (7%).

D'Elia destacó que la posición de Estados Unidos tiene una influencia limitada en la estrategia energética de Brasil.

“En el caso de Brasil, las directrices para la transición energética se están consolidando en leyes, como el programa RenovaBio [biocombustibles], la ley de combustibles para el futuro y el marco legal del hidrógeno verde”, afirmó.

Según el consultor, el principal impacto de la futura administración Trump será la potencial retirada de los acuerdos climáticos y el incumplimiento de EE.UU. de sus objetivos, lo que afectará los resultados de los esfuerzos para reducir las emisiones de carbono a nivel mundial.

FORO BILATERAL

Estados Unidos y Brasil mantienen discusiones bilaterales a través de un foro energético creado en 2019, durante la primera administración de Trump.

En el marco del Foro de Energía Estados Unidos-Brasil (USBEF), los países identifican cuestiones técnicas, regulatorias y políticas de interés mutuo y desarrollan planes de acción para alcanzar objetivos concretos que aborden cada tema de manera mutuamente beneficiosa.

En octubre, Brasil y EE.UU. iniciaron conversaciones sobre cooperación en centros de energía limpia, a través de asociaciones entre los gobiernos y con la participación del sector privado.

Los centros de intercambio operarán instalaciones de hidrógeno y CCUS (captura, utilización y almacenamiento de carbono).

El tema lo debatieron el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira, y la secretaria de Energía de EE. UU., Jennifer Granhoim, durante el Foro de Energía Brasil-EE UU, celebrado en Foz do Iguaçu (Paraná).

COP29

El miércoles, durante la conferencia climática COP29 en Bakú, Azerbaiyán, la presidencia brasileña del G20 lanzó una hoja de ruta para aumentar la inversión en energía limpia en los países en desarrollo.

Desarrollada en colaboración con la Agencia Internacional de Energía e incorporando contribuciones de miembros del G20, países invitados y organizaciones internacionales, la iniciativa ofrece un plan estructurado para apoyar las inversiones en energía verde.

La hoja de ruta aborda desafíos críticos en los países en desarrollo, donde las inversiones en energía limpia deben aumentar más de seis veces para 2035, en consonancia con el potencial de esos países y los objetivos climáticos globales.

Reconociendo que la financiación pública por sí sola no puede llenar este vacío, la hoja de ruta presenta un marco para atraer capital privado y movilizar financiación internacional.

El progreso de Brasil, con casi el 90% de su electricidad procedente de fuentes renovables, sirve de modelo práctico en la hoja de ruta, que subraya la importancia de estructuras financieras estables, asociaciones público-privadas y políticas de apoyo para la expansión de las energías limpias.

“Bajo el liderazgo de Lula, Brasil ha expresado en la comunidad internacional la necesidad de ampliar el acceso a la financiación para la transición energética mundial y de movilizar mayores compromisos con este fin. Los cuellos de botella en financiamiento pueden poner en peligro las ambiciones de los países de diferentes maneras, y esto tiene que cambiar”, afirmó Silveira en la conferencia, consigna un comunicado de prensa.