Fernández dispara y Macri pide consenso para construir credibilidad de Argentina

El favorito en las elecciones presidenciales de Argentina, Alberto Fernández, arrojó ciertas luces sobre cuál sería su enfoque para la formulación de políticas si resultara elegido.

En los últimos meses, los observadores del mercado han estado diseccionando los comentarios hechos por el candidato peronista y los miembros de su equipo en temas como las reglas de inversión y la enorme deuda del país.

El domingo, durante el primer debate presidencial televisado del ciclo electoral (en la foto), Fernández indicó que no seguiría ciegamente un manual predeterminado.

"No soy un dogmático", dijo Fernández, cuya compañera de fórmula es la expresidenta populista Cristina Fernández de Kirchner. "Van a ver en mí decisiones tal vez ortodoxas y otras heterodoxas. Lo que nunca van a ver es que hago algo en contra de los que producen y los que trabajan".

Sus comentarios probablemente sean parte de una estrategia para atraer a una muestra representativa más amplia de votantes al presentarse como un líder pragmático. Algunos votantes indecisos estarán preocupados por un posible retorno a las políticas proteccionistas implementadas por Fernández de Kirchner.

Si bien prevalecerá cierto grado de incertidumbre política hasta después de que se conozca el resultado y el ganador presente sus planes de política, es probable que la formación local de esquisto Vaca Muerta siga siendo respaldada debido a su importancia para la economía.

Fernández no se guardó nada en su evaluación del mandato de Macri: "El presidente no se enteró, pero nos hizo un daño enorme. Y poner en pie a Argentina, va a necesitar el esfuerzo de todos", sostuvo.

Mientras tanto, el presidente Mauricio Macri, que no logró asestar golpes importantes durante el debate, dijo que no podía obtener suficiente apoyo político para impulsar el país.

Macri, quien asumió el poder con una agenda de reformas amigable con el mercado para modernizar y liberalizar a Argentina y reintegrarla nuevamente a la economía global mediante la apertura y el fortalecimiento de los corredores comerciales mundiales, señaló que el país necesitaba continuar mirando hacia el futuro, no en el espejo retrovisor. "No podemos seguir así. Tenemos que cambiar. Tenemos que ser creíbles. Y para ser creíbles tenemos que alcanzar un consenso entre todos de cómo tener una economía estable", indicó.

Agregó que la economía había sido "desorganizada" durante décadas y que, a pesar de la desaceleración, el país estaba mejor posicionado y preparado para una nueva fase de crecimiento.

"Tenemos energía que antes no teníamos, hemos achicado el déficit fiscal al 20%, exportamos más de lo que importamos y comenzamos a bajar los impuestos, que hay que seguir bajando", sostuvo Macri. "Me asusta cuando escucho a algunos decir que hay que volverlos a aumentar".

Ambos candidatos intercambiaron también acusaciones sobre corrupción.

Los gobiernos que gastan más dinero del que aportan —recurriendo al Banco Central para obtener ayuda— han sido un factor clave detrás de los históricos problemas económicos del país, como la alta inflación y los fuertes déficits fiscales.

El economista estadounidense Steve Hanke dijo a BNamericas recientemente que el país necesita fuertes restricciones presupuestarias.

Mientras tanto, Fernández señaló que para arreglar la economía implementaría medidas para impulsar el consumo y el comercio, particularmente con sus socios del bloque Mercosur: Brasil, Uruguay y Paraguay. "Argentina es un país que consume el 70% de lo que produce, entonces cuando uno afecta el consumo, afecta directamente la producción. Y cuando afecta la producción, afecta el desempleo. Y cuando afecta el desempleo, genera pobres", manifestó.

Alegó que Macri, en un intento por combatir el aumento de los precios, había tratado de debilitar el consumo.

Un punto de discusión fundamental será si Macri puede convencer a los votantes de que la mayoría de los vientos en contra que asedian a Argentina son un resultado tardío de las políticas promulgadas por la anterior presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y no un reflejo sobre su propia administración.

Quien asuma el poder en diciembre heredará una economía débil que, según algunos observadores, permanecerá en recesión el próximo año, más una fuerte acumulación de deuda. Sin embargo, habrá presión sobre el próximo presidente para que gaste.

La economía argentina comenzó a caer en picada alrededor del 2T19, cuando golpeó una tormenta perfecta. Este año se vieron algunos brotes verdes de recuperación, pero las nubes de agitación del mercado se intensificaron después de las elecciones primarias del 11 de agosto, cuando una aplastante victoria de Fernández asustó a los inversionistas y provocó salidas de capital.

El segundo debate presidencial se realizará el 20 de octubre.

Los argentinos acudirán a las urnas el 27 de octubre. Si ningún candidato obtiene al menos el 45% de los votos, o el 40% con una ventaja de 10 puntos sobre el rival más cercano, se realizará una segunda vuelta entre los dos candidatos principales el 24 de noviembre.

Los otros candidatos que participaron en el debate, el exministro de Economía centrista y peronista Roberto Lavagna, de Consenso Federal; Nicolás del Caño (Frente de Izquierda), José Luis Espert (Frente Despertar) y Juan José Gómez Centurión (Frente Nos), son vistos más bien como outsiders.