Llaman a Chile a construir una economía del hidrógeno y trabajar en “contratos por diferencia”

En Chile se está avanzando en un modelo financiero diseñado para dinamizar las inversiones en hidrógeno verde y llevar proyectos a la construcción, según información a la que accedió BNamericas.

Para ello se está elaborando una propuesta formal para la introducción de los denominados contratos por diferencia (CDF).

Coordinada por la oficina local de la agencia alemana de cooperación para el desarrollo GIZ, la iniciativa se conoce como Team Europe para el Desarrollo del Hidrógeno Renovable en Chile y es cofinanciada por la UE y el Ministerio Federal Alemán de Economía y Protección del Clima (BMWK).

Este mes se realizará una reunión del grupo de trabajo público-privado chileno, en la que participarán representantes del gobierno, reguladores, fondos de pensiones, aseguradoras y el sector del hidrógeno, para avanzar en la propuesta, indicó Álvaro Castro, asesor financiero de hidrógeno renovable de GIZ Chile.

“Nuestros instrumentos tradicionales no son suficientes para movilizar financiamiento de proyectos en Chile”, indicó Castro.

“El marco financiero actual ya está en marcha en Chile, pero necesitamos crear una institución privada e independiente que se encargue de la gestión. Esto implicará mucha coordinación entre el sector público y el privado, y nuestra oportunidad y objetivo en GIZ es actuar como puente entre ambos”.

Un CDF es un mecanismo diseñado para estabilizar los ingresos y, a su vez, incentivar y reducir el riesgo de las inversiones.

En términos generales, si el precio de referencia del hidrógeno en el mercado está por debajo de un precio de ejercicio acordado, la idea es salvar la diferencia entre los precios altos a los que se comercializa actualmente el hidrógeno en el mercado mundial y los precios más bajos a los que se puede vender y utilizar de formas económicamente viables a nivel regional.

En el proceso de subasta, los productores presentarían su propuesta de precio de ejercicio y capacidad de proyecto, junto con otros factores.

Los fondos de pensiones locales y las family offices podrían invertir dinero en el fondo de la empresa gestora, que distribuirá y recibirá los pagos. La inversión se enmarcaría en el ámbito de los activos alternativos y se espera que el rendimiento siga una curva J, que significa mayor rentabilidad a lo largo del tiempo, coincidiendo con el marco temporal de la inversión.

Chile tiene más de 74 proyectos de hidrógeno verde anunciados públicamente, incluidos varios en fase de trámite de permisos. El principal desafío hoy es conseguir compradores y financiamiento para estos en un contexto en el que el hidrógeno verde sigue siendo más caro de producir que los combustibles fósiles a los que sustituiría.

“Necesitamos movilizar inversiones”, señaló Castro. “Este instrumento lo lograría, pues movilizaría tanto a inversionistas tradicionales como no tradicionales, incluidos los fondos de sostenibilidad”.

GRUPO DE TRABAJO

Mientras tanto, el grupo de trabajo analizará las conclusiones de una reciente gira relámpago por Europa realizada por GIZ y representantes de los ministerios de Energía y Hacienda, quienes se reunieron con múltiples entidades del sector público y privado: BMWK en Berlín, H2Global en Hamburgo, Low Carbon Contracts Company (LCCC) en Londres y el Banco Europeo del Hidrógeno en Bruselas, empresa estatal creada para apoyar la inversión en energía limpia.

“La información que obtuvimos es nu insumo para nuestra discusión interna”, indicó Castro, que agregó que el modelo de contrato por diferencia que Chile eventualmente podría adoptar sería un híbrido de varios que existen en Europa.

“Aprendimos que hay distintas formas de lograr objetivos. Nuestro foco es hacer un modelo a la medida de Chile”.

Tras el viaje de difusión y con base en la información obtenida, se está trabajando inicialmente en una propuesta que incorpora elementos de los modelos utilizados por LCCC, los esquemas de financiamiento del Banco Europeo del Hidrógeno y H2Global y el programa de financiamiento de contratos por diferencia de carbono de BMWK.

La propuesta chilena, cuyo pilar central probablemente recomendará la creación de una empresa privada para gestionar los procesos de subasta de contratos correspondientes, será presentada al gobierno.

El grupo de trabajo público-privado de Chile está integrado por representantes de los ministerios de Energía y Hacienda, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), la Comisión Nacional de Energía (CNE), el sector del hidrógeno —las asociaciones H2Chile, H2 Antofagasta, H2V Biobío y H2V Magallanes— y las respectivas asociaciones de las industrias de fondos de pensiones, seguros y fondos de inversión locales.

DEMANDA LOCAL

Además de conocer sobre los contratos por diferencia de hidrógeno, a la delegación se le indicó que Chile, que depende del petróleo y gas importados y está expuesto a la volatilidad de sus precios, debería centrarse en construir una economía del hidrógeno, proceso que debería comenzar por descarbonizar la industria local utilizando hidrógeno verde y derivados.

Las regiones chilenas de Biobío y Antofagasta se consideran propicias para el despliegue de un ecosistema de hidrógeno, dadas las múltiples industrias intensivas en carbono que existen allí.

“En todas nuestras reuniones en Europa, nos señalaron que necesitamos crear demanda interna”, indicó Castro, que agregó que los funcionarios europeos también llamaron a compartir infraestructura y a asociarse para mantener bajos los costos.

“Empezar por desarrollar un mercado local pondría en marcha el proyecto. Crearía demanda interna y allanaría el camino para la creación de productos para la exportación”.

Si bien comenzar con poco dinero ejercería una presión al alza sobre los costos, eventualmente lograr economías de escala los haría bajar.

Los proyectos planificados para el tercer polo de producción de hidrógeno más importante de Chile, la Región de Magallanes en el extremo sur del país, están orientados principalmente a la exportación de combustibles sintéticos y amoníaco verde. La región tiene una pequeña base industrial de potenciales compradores.

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