¿Puede Ecuador descollar allanando el camino para el desarrollo minero?

A raíz de la entrada en operación comercial en 2020 de las dos únicas minas industriales que tiene Ecuador, la aurífera Fruta del Norte y la de cobre Mirador, las exportaciones mineras han crecido exponencialmente hasta ubicarse el año pasado en US$3.324 millones frente a los más de US$1.000 millones de 2020.

Con ello, la industria minera es ahora el cuarto rubro de exportación, luego del petróleo, banano y camarón.

Si bien el aumento de los ingresos derivados de la minería demuestra la importancia del sector para la economía, el enorme potencial de Ecuador para producir minerales valiosos —dada su ubicación en el cinturón andino de cobre— no podrá materializarse sin esfuerzos significativos para mejorar las condiciones locales de modo de atraer las necesarias inversiones.

Sin embargo, los continuos vaivenes políticos y la creciente inseguridad exacerbada por el narcotráfico y el crimen organizado que ha permeado varios organismos estatales, incluso judiciales, hacen temer que el país no logre aprovechar su riqueza minera.

Cristian Carpio, analista sénior de la consultora de riesgo político Prófitas, dijo en un panel durante la feria Expominas 2024 en la capital, Quito, que un problema crónico de todas las industrias, incluida la minera, es la debilidad institucional de Ecuador, que hace que diversas instituciones estatales estén sujetas a las cambiantes circunstancias políticas.

Si bien en este gobierno hay iniciativas muy importantes para desarrollar al sector, se debe tener en cuenta la debilidad institucional, por lo cual, a juicio de Carpio, es urgente definir una política minera de Estado que perviva a las autoridades políticas y los gobiernos y entregue una clara dirección para la minería.

Expertos consideran que, a medida que nuevas minas sigan entrando en producción, no solo la actual infraestructura vial quedará corta, sino que se necesitarán adecuaciones portuarias, especialmente en los puertos de Esmeraldas, Posorja y Bolívar, e incluso podría requerirse de un tren minero y una refinería de minerales.

Tampoco se descarta que pueda incluso necesitarse especialización, en el mediano y largo plazo, de uno o más puertos para el despacho de productos mineros, señaló el viceministro de Minas, Diego Ocampo, durante un panel en Expominas.

“En materia de infraestructura, 10 años es mañana”, dijo Ocampo. "Tenemos que poner sobre el debate las necesidades de infraestructura emergentes y futuras".

Sin embargo, el país deberá tener en producción cuatro o cinco minas adicionales para 2034, según Ocampo.

“La minería no solo es el futuro del país, es el presente, pues es fuente de divisas, desarrollo e inclusión al redistribuir la riqueza en beneficio de las comunidades”, destacó el viceministro.

PLAZOS

La exploración comenzó en Fruta del Norte y Mirador a inicios de los años noventa, pero las operaciones comerciales partieron recién en 2020, período en el cual Ecuador tuvo muchos cambios de gobierno y de autoridades y normativas para el sector.

La actual ley minera establece cuatro años para exploración inicial, otros cuatro años para exploración avanzada y hasta cuatro años para evaluación económica. Sin embargo, puede caducar la concesión si no se pasa en ese tiempo a la etapa de producción.

Santiago Yépez, consultor privado del sector minero y expresidente de la Cámara de Minería del Ecuador, cree que esos tiempos deben revisarse.

"Tenemos una legislación con ciertos candados que impiden, de alguna manera, que la industria minera se desarrolle de manera adecuada", señaló Yépez.

Agregó que no solo tener recursos mineros hará del país una potencia minera porque, sin el acompañamiento de una política pública de Estado de largo plazo, la inversión no llegará a la minería. 

Los participantes en el panel destacaron las necesidades de que todos los sectores lleguen a acuerdos mínimos sobre la política minera para convertir a la minería en un motor de crecimiento y desarrollo nacional.

OPTIMISMO

En el panel existió consenso en torno a la importancia del sector y al oprtimismo en las proyecciones económicas para la industria gracias a una subida de los precios del cobre y el oro.

“Si todos los proyectos avanzados entran a producción, las cifras mineras por lo menos se quintuplicarán y los ingresos para el Estado se ubicarían en US$45.000 millones durante la vida de las minas, aparte de alrededor de US$12.000 millones en regalías, cuyo 60% debe ir a las comunidades”, dijo Walter Sprurrier, presidente de la consultora guayaquileña Grupo Spurrier.

Esos proyectos podría aportar además con empleo para cerca del 5% de la población económicamente activa del país.

Spurrier resaltó que la minería diversificará fuertemente la economía ecuatoriana, fortalecerá los ingresos fiscales y acarreará un desarrollo significativo en áreas rurales, donde se ubican los proyectos mineros.

En la inauguración de la feria, el ministro de Energía y Minas, Antonio Goncalves, dijo que el gobierno de Daniel Noboa reconoce a la actividad minera como uno de los motores de la economía nacional por la alta inversión que atrae y las fuentes de empleo que genera.

Señaló además que la minería podría ser una solución para los problemas de delincuencia e inseguridad que enfrenta el país y que el gobierno está comprometido a implementar políticas claras que mitiguen las incertidumbres y desafíos del sector.