Aclara impulsa proyecto chileno de tierras raras con énfasis en la sostenibilidad

La canadiense Aclara y el conglomerado chileno CAP formarán una empresa mixta para desarrollar Módulo Penco, proyecto de tierras raras de US$130 millones previsto para la Región del Biobío, con énfasis en lograr la mayor sostenibilidad posible.

Están preparando un nuevo estudio de impacto ambiental luego de que el que presentaran el año pasado fuera rechazado porque, entre otros aspectos, no consideraba adecuadamente los riesgos para el naranjillo, árbol nativo de la zona.

REE Alloys, la operación conjunta de Aclara y CAP, se encargará de la construcción del proyecto, que debiera producir 1.700t anuales de concentrados de tierras raras desde un yacimiento superficial de arcillas.

Actualmente, la compañía listada en la Bolsa de Toronto con accionistas del grupo empresarial Hochschild, realiza pruebas tecnológicas para extracción y procesamiento de estos minerales críticos para la electromovilidad.

A fin de conocer más de la iniciativa y la asociación con CAP, BNamericas conversa con Ramón Barúa, CEO de Aclara, en el marco del evento Cesco Week.

BNamericas: ¿Qué representa para Aclara la asociación con CAP?

Barúa: CAP ha revisado cada uno de nuestros procesos y cómo estamos realizando el nuevo estudio de impacto ambiental. Al llevar a cabo una inversión con Aclara, ha validado de alguna manera nuestro esfuerzo.

Además, comparte nuestra visión de futuro y está dispuesta a invertir tanto hoy como en el largo plazo en el proyecto, lo que representa una reducción en los riesgos financieros y más seguridad para seguir avanzando. 

CAP está comprometida con añadir valor agregado a las tierras raras. Por sus años de experiencia en Huachipato [planta laminadora de barras de acero], ha desarrollado conocimiento científico en lo que respecta a ferroaleaciones, que no se distinguen de las aleaciones que ocuparemos para colocar las tierras raras en los magnetos que finalmente irán en los vehículos eléctricos. Esta alianza nos permite adquirir un know-how inmediato y dar valor agregado, lo que será crucial para el futuro de las tierras raras en Penco.

BNamericas: ¿Cómo abordan la perspectiva ambiental en el nuevo estudio de Penco? La Conaf [Corporación Nacional Forestal] advirtió que los árboles de naranjillo eran susceptibles de afectaciones? 

Barúa: Estamos en la zona sur de Chile, donde la principal actividad económica es la forestal. Por esta razón, nos hemos adaptado a esa realidad y estamos trabajando con expertos para rediseñar el proyecto. Esta es la tercera versión del proyecto. Tenemos una vida de mina de 14 años, pero solicitaremos permiso solo para los primeros 5 o 6 años. Es un proyecto reducido. 

Hemos tomado de manera muy positiva los comentarios de Conaf y hemos comprado cerca de 8.000 naranjillos para donarlos. Tuvimos oportunidad de donar 2.000 naranjillos al parque botánico de Viña del Mar, que se quemó hace algunos meses.

Nos hemos responsabilizado por el naranjillo a largo plazo y, pese a que es posible y legal cortar un bosque nativo al contrario de un bosque de preservación, esa posibilidad la hemos eliminado totalmente.

BNamericas: ¿Cómo gestionarán el consumo de agua y energía en Penco?

Barúa: No usamos ninguna fuente natural de agua, sino que nos abastecemos de una compañía de aguas de Concepción [la capital regional] que realiza un tratamiento de agua de desagües. Es agua limpia y tratada, pero solo para consumo industrial, no para consumo humano.

Ocuparemos volúmenes muy bajos, alrededor de 10l/s, número que para la industria minera es insignificante. Sin embargo, en nuestro capital está el plan de invertir en una planta de recirculación de agua con una eficiencia del 95%. A nivel mundial, diría que pocas mineras, o quizás ninguna, puede decir que no utiliza agua de fuentes naturales para su proceso.

Sobre energía, las dos etapas que más consumen en la industria minera son el chancado y la molienda, cuyos procesos no ocupamos. Nuestro consumo de energía es insignificante en comparación con la industria minera tradicional. Esto nos permite tener una huella de carbono muy baja.

BNamericas: ¿Cómo manejan los riesgos de usar químicos en el proceso productivo de las tierras raras?

Barúa: Nuestro reactivo principal es el sulfato de amonio, que es un fertilizante muy utilizado en la agricultura y es realmente inocuo. Luego usamos un ácido para regular el pH en la solución, pero las cantidades que utilizamos de contenidos de ácido también son insignificantes, por lo que no constituyen un riesgo mayor. De todas maneras, tomaremos todas las precauciones del caso.