China juega de local en la recolección de datos en Latinoamérica

La estrategia de China para Latinoamérica está evolucionando.

La potencia asiática sigue centrándose principalmente en la obtención de alimentos y materias primas para su economía, pero también desarrolla mercados a diferentes niveles de gobierno para una gama cada vez más amplia de productos de alto valor añadido.

Las empresas chinas están estableciendo vínculos con las autoridades nacionales y subnacionales de la región y, beneficiándose de los subsidios de Beijing, ofrecen soluciones a precios reducidos, sobre todo en los ámbitos de la tecnología y la infraestructura energética. Entre ellas se encuentran los sistemas de identificación de ciudadanos y las cámaras de reconocimiento facial.

Margaret Myers, directora del Programa Asia y América Latina del centro de estudios estadounidense Diálogo Interamericano, conversó con BNamericas sobre esto y más.

BNamericas: ¿Cuál es la situación general con respecto al compromiso de China en Latinoamérica? ¿En qué tipo de sectores están invirtiendo los chinos?

Myers: Diría que hay tanto un grado de continuidad como de cambio en la relación ahora mismo. Por un lado, seguimos viendo que la gran mayoría de la actividad china está relacionada con la búsqueda de recursos y de mercados.

Vemos un gran interés sostenido por las materias primas de la región, pero cada vez más centrado en materias primas que no solo están relacionadas con la seguridad alimentaria china, sino también como insumos en la tecnología china.

El litio se ha convertido cada vez más en un área de interés para un par de empresas chinas en particular, teniendo en cuenta la cadena de suministro.

También está la búsqueda de mercados, como ya mencioné. Esta ha sido una característica de la relación desde hace más de dos décadas, sin embargo, cada vez más vemos que las empresas chinas buscan mercados para bienes y servicios de alto valor añadido y alta tecnología, y lo hacen de forma muy diferente a como lo hacían en el pasado.

Lo que solíamos ver eran empresas chinas realmente apoyadas por préstamos a gran escala concedidos a los gobiernos de toda la región. Eso ya no es una característica de la relación.

En cambio, contemplamos que las empresas chinas, que ahora han establecido una presencia significativa en toda la región, se comprometen en sus propios términos a través de las redes que han establecido a lo largo de muchos años y lo hacen cada vez más no solo a nivel nacional, sino también local, mediante redes de contactos.

Muchas de las operaciones se realizan a través de las empresas, a menudo con el apoyo entre bastidores de las instituciones financieras chinas, pero no mediante este tipo de préstamos respaldados por commodities o acuerdos de préstamos soberanos que fueron una característica importante de la relación en el pasado.

Así que, en cierto modo, hay mucho del mismo tipo de actividad –búsqueda de mercado y búsqueda de recursos– pero de diferentes maneras y para diferentes tipos de cosas. 

Las grandes áreas en las que vemos actividad son, en efecto, la tecnología, la transmisión de electricidad y las energías renovables, así como la minería y, en gran medida, la agricultura. 

BNamericas: ¿Podría explicarnos más en detalle el enfoque de las empresas chinas a nivel local?

Myers: Las empresas se están comprometiendo y hay una gama muy amplia [de productos y servicios]. Depende de la localidad y de lo que ofrezcan.

Contemplamos mucho compromiso a nivel local entre las empresas de tecnología, siendo Huawei una de ellas, ZTE. Esas son las grandes que siempre se mencionan, pero hay muchas otras, Dahua, por ejemplo, y que hacen tecnología de vigilancia; tienen aplicaciones de ciudad inteligente y ciudad segura que son aplicaciones a nivel de ciudad. Tiene sentido que se comprometan tanto a nivel municipal como nacional para asegurarse de que son capaces de ofrecer estas tecnologías y de que cuentan con todas las autorizaciones necesarias para hacerlo.

BNamericas: ¿Podría darnos algunos ejemplos?

Myers: Por ejemplo, en la capital [de Uruguay] Montevideo hay una plataforma [de cámaras de vigilancia] instalada en una serie de parques para promover la seguridad. Es bastante inocuo; está en la línea de lo que muchas empresas occidentales también ofrecen, pero China con frecuencia lo hace a un precio mucho más bajo, en parte porque muchos de estos productos están subsidiados y las empresas mismas están subsidiadas.

En otros casos, existen vastos sistemas que apuntan mucho más explícitamente al control social. Ese es el caso del sistema Carnet de la Patria [tarjeta de identificación basada en código QR] que se implementó en Venezuela, que se parece en muchos aspectos a lo que China tiene en casa. Se trata de un esfuerzo mucho mayor, a través de la vigilancia social, para utilizar los datos con el fin de garantizar un cierto grado de control social.

Hay otros, más orientados a la respuesta a emergencias, como ECU 911 en Ecuador. También tiene alguna capacidad de monitoreo de vigilancia asociada.

La medida en que cualquiera de ellas sea preocupante depende en gran medida de quién las utilice y de cuáles sean las inclinaciones del gobierno. Pueden utilizarse simplemente con fines de prevención de la delincuencia y de respuesta a las catástrofes, o para controlar la población y limitar las actividades de los disidentes.

BNamericas: ¿De qué otra manera gana China con la implementación de estas soluciones?

Myers: En el caso de China existe una lógica comercial, sin duda, pero se trata más bien de la recopilación de datos. Ahora mismo, para las tecnologías de reconocimiento facial, por ejemplo, tienen todos los datos que necesitarían sobre los rostros chinos, pero no los tienen para las comunidades de América Latina. Se ven a sí mismos como dominantes en la [inteligencia artificial] IA en general alimentando sus sistemas con datos de todo el mundo.

La razón por la que ofrecen esto a un costo tan bajo es que no tiene por qué ser comercialmente viable porque hay otra razón, y es la recopilación de datos.

BNamericas: Volviendo a la perspectiva general de la participación china en Latinoamérica durante los próximos años, ¿qué esperan?

Myers: La mayoría de los que seguimos esto de cerca estamos de acuerdo en que la relación no está en declive de ninguna manera, pero si miras las cifras generales, ves cierta disminución.

Hemos visto un crecimiento constante del comercio, que ha apuntalado la relación en todo momento sigue siendo realmente fundamental.

A nivel mundial, los flujos de [inversión extranjera directa] IED se han ralentizado. En América Latina no han disminuido realmente, pero sí se han reducido. Las finanzas han desaparecido del mapa, especialmente los préstamos soberanos. Lleva cinco años en un rápido declive y no hemos visto nada desde hace un par de años.

Cuando se observa todo esto, se ve, en general, una especie de disminución del compromiso. Dicho esto, como se ha mencionado, estamos siendo testigo de una verdadera concentración de los esfuerzos en algunos sectores estratégicos muy específicos y un enfoque mucho más localizado que creo que dará lugar a muchas más operaciones de menor escala, pero, de nuevo, muy dirigidas a lograr ciertos objetivos relativos a los sectores estratégicos.

BNamericas: Por último, ¿cómo se ha acercado la administración del presidente estadounidense Joe Biden a la región desde que asumió el cargo? El expresidente Donald Trump no parecía hacer muchos amigos.

Myers: La administración Biden ha tratado de participar de manera más amplia y respetuosa que la administración Trump.

No envidio la posición en la que se encuentra la administración Biden, dado el legado que la administración Trump dejó en Latinoamérica. Incluso cuando la administración Biden busca comprometerse y hacer ciertas promesas sobre la reincorporación y la asistencia y la reactivación y el refuerzo de ciertas asociaciones estratégicas, existe la preocupación de que, en caso de que Trump vuelva a surgir en las próximas elecciones, o si ocurriera algo más, todo esto se revertiría de nuevo.

Creo que el nivel de confianza en Estados Unidos es bajo. No necesariamente en la administración Biden, sino solo en la estrategia del país a más largo plazo, por lo que creo que es un verdadero desafío.

Por supuesto, la administración Biden implementó [la iniciativa de desarrollo ecológico] Build Back Better World y expresó su interés en comprometerse en particular con Colombia y Ecuador en un esfuerzo inicial para hacerla despegar.

Queda por ver hasta qué punto son capaces de prestar una ayuda considerable a la región, ya sea mediante financiación, acuerdos de cooperación o más en forma de vacunas, y de hacerlo con eficacia y eficiencia, y en un plazo razonable. La opinión sobre EE.UU. como socio dependerá de la medida en que la administración Biden pueda cumplir estas promesas.