El tratado Mercosur-UE puede sobrevivir a un cambio político en Argentina

Tras el histórico acuerdo político alcanzado la semana pasada para avanzar hacia la ratificación de un tratado de libre comercio entre el bloque comercial Mercosur y la Unión Europea, surgen preguntas y algunas dudas sobre si llegará finalmente a materializarse.

BNamericas conversó con Jimena Blanco, analista especializada en América y directora de investigación de la consultora de riesgo Verisk Maplecroft, sobre el riesgo político asociado al acuerdo y la posibilidad real de que sea aprobado por los diferentes miembros participantes.

Para Blanco, la ratificación es un proceso complejo que se verá enfrentado a obstáculos en muchos países. Sin embargo, actualmente se vislumbra una tendencia más favorable que adversa. Los actores tendrán que aprovechar la tracción surgida del acuerdo político para apresurarse a ratificarlo mientras se mantenga relevante.

Tras el histórico acuerdo político alcanzado la semana pasada para avanzar hacia la ratificación de un tratado de libre comercio entre el bloque comercial Mercosur y la Unión Europea, surgen preguntas y algunas dudas sobre si llegará finalmente a materializarse.

BNamericas conversó con Jimena Blanco, analista especializada en América y directora de investigación de la consultora de riesgo Verisk Maplecroft, sobre el riesgo político asociado al acuerdo y la posibilidad real de que sea aprobado por los diferentes miembros participantes.

Para Blanco, la ratificación es un proceso complejo que se verá enfrentado a obstáculos en muchos países. Sin embargo, actualmente se vislumbra una tendencia más favorable que adversa. Los actores tendrán que aprovechar la tracción surgida del acuerdo político para apresurarse a ratificarlo mientras se mantenga relevante.

BNamericas: ¿Cuál es su mirada general del acuerdo anunciado?

Blanco: A lo que se ha llegado ahora es un acuerdo político. Por ahora, en la línea de tiempo para su ratificación y entrada en vigor, no hay ningún tipo de certeza, sobre todo teniendo en cuenta los cambios políticos que podría haber en Argentina y en Uruguay este año, la incertidumbre en la Unión Europea respecto de ciertos aspectos que deben aprobar la Comisión Europea y el Parlamento Europeo, y otros aspectos que tienen que ser aprobados por los parlamentos individuales de los 27 miembros. Obviamente la Unión Europea, por otra parte, está lidiando con su propio Brexit.

De entrar en efecto, no vamos a ver los impactos del tratado por lo menos hasta dentro de unos cinco a diez años en términos reales. Lo que tiene en particular el tratado es que da una línea de tiempo muy amplia para la readecuación de las normas, para la preparación de las pymes del Mercosur, porque hay un reconocimiento explícito de que, al no hacer esta adecuación, podría haber un impacto importante en este segmento.

BNamericas: ¿En qué industrias se puede ver más claramente el impacto que podría tener el tratado?

Blanco: En infraestructura puede haber un impacto más directo, porque hay un capítulo que se refiere a la participación de las empresas europeas en rondas de licitación del Mercosur. Hay planes para la creación de fondos y mecanismos específicos de financiación para facilitar la inversión extranjera directa europea en la región en el ámbito infraestructura. Entonces, ya se trate de puertos, carreteras, aeropuertos, vías férreas; todas estas han sido mencionadas como áreas claves de interés para la inversión europea en la región.

BNamericas: Hemos visto cierta resistencia de parte de los sindicatos franceses, la industria automotriz argentina y la industria brasileña del acero. ¿Cuáles son las áreas que se oponen más fuertemente al tratado?

Blanco: Hay ciertos miembros de ambas potencias que tienen un sector sindical muy fuerte. Francia es un caso y Argentina, como contraparte en el Mercosur, también. Los cambios políticos que se vienen en la región y en los países europeos, con sus propias elecciones, siempre son utilizados por la oposición como herramienta para generar miedo. En el caso de Argentina es interesante, porque muchos de los conceptos incluidos en el tratado fueron negociados por la administración anterior.

En ambas partes hay temor a la pérdida del empleo, a la necesidad de cerrar industrias que no sean competitivas. El caso agrícola francés es un ejemplo de una industria subvencionada que, sin subsidios, tendría problemas para competir con la industria agrícola del Mercosur. Por eso, en el tratado, se han puesto por ejemplo cuotas máximas para la exportación de queso libre de aranceles. Algo similar ocurre con la industria automotriz argentina o brasileña, pero si miramos la cartera de productos que exportan los países del Mercosur a Europa y viceversa, hay una gran compatibilidad y no hay competencia directa en muchos productos. Y en los que la hay, se han tomado medidas con las que la liberación completa de los aranceles tardará de diez a quince años.

BNamericas: Alberto Fernández ya ha expresado cierto escepticismo respecto de los beneficios del tratado. ¿Qué efecto puede tener en la ratificación las elecciones argentinas de octubre?

Blanco: Asumamos que Alberto Fernández gana la elección y se convierte en presidente de hecho; y no, como se teme en algunas partes de Argentina, en un títere de Cristina Fernández [de Kirchner]. Él es económicamente mucho más pragmático y su equipo económico es más promercado de lo que fue el de Cristina Fernández. Desde el punto de vista del Ejecutivo, yo esperaría que se continúe con la aplicación del tratado, pero afinando muy bien el lápiz para asegurar la protección del mercado interno y la manera en que se irá liberalizando el comercio para que no se destruya la base industrial argentina, lo cual puede hacer que las negociaciones en el Congreso sean más lentas.

En ese caso, habría que ver cómo se interrelacionan las tres facciones del peronismo. Es decir, si se unen y deciden llevar adelante el tratado, tendrían mayoría para pasarlo. El tema es que, gane quien gane [parte del peronismo apoya a Mauricio Macri], ninguna de las coaliciones va a tener mayoría absoluta. Entonces, va a haber que negociar con parte de la oposición para aprobar el tratado después de la elección. El tema es ver cómo se componen las cámaras y cómo se realinean las facciones del peronismo, pero no es imposible que una administración Fernández-Fernández lo apruebe.

BNamericas: Dadas todas estas condiciones y pensando no solo en Argentina, ¿cuál es la posibilidad de que el tratado,, en alguna de sus formas, llegue a ver la luz?

Blanco: Yo diría que 60:40 a favor. Creo que hoy el interés de los países de Latinoamérica está más a favor que en contra del tratado, y en Europa también. Eso no significa que no haya obstáculos, pero hay posibilidad de que se apruebe en el transcurso de los próximos dos años. Luego de dos años, se pierde una cierta tracción y se vuelve más difícil. Desde ese punto de vista, esto es algo que va a ser un área de foco en Argentina y Brasil en los próximos dos años, y en la UE también.