Hidrógeno verde en Chile: priorizar el mercado interno al principio es fundamental

Sudamérica está desarrollando una cartera de proyectos de hidrógeno de bajas emisiones con una producción combinada de 7,1 millones de toneladas anuales que podría arrancar alrededor de 2030, de superarse obstáculos como obtener financiamiento y conseguir compradores, según estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Chile, donde se han anunciado unos 70 proyectos, concentra gran parte de ellos.

La Universidad Autónoma de Chile organizó recientemente el V Seminario Internacional Desarrollo del Hidrógeno en Sudamérica, con panelistas del sector público y privado.

Para analizar las conclusiones y tocar otros temas, BNamericas realizó una entrevista por correo electrónico con Lorenzo Reyes, decano de la Facultad de Ingeniería de la universidad y expositor del evento.

BNamericas: ¿Cuál es la situación general del hidrógeno verde en Chile entrando a 2025? ¿Cuándo podríamos empezar a ver una producción significativa?

Reyes: En la actualidad, la industria del hidrógeno verde en Chile se encuentra en una etapa incipiente. Aunque el país cuenta con tres proyectos operativos, estos son de pequeña escala, con electrolizadores menores a 1MW. El proyecto emblemático es Haru Oni, centrado en la producción de e-combustibles a partir de hidrógeno renovable y CO₂ biogénico. Sin embargo, la gran mayoría de las iniciativas están en fases preliminares, como tramitación ambiental o estudios de factibilidad y prefactibilidad técnica y económica.

Considerando los plazos necesarios para la tramitación ambiental, construcción y puesta en operación, es improbable que para 2025 se alcancen niveles de producción significativos. Este panorama subraya la importancia de establecer regulaciones claras, incentivos económicos y mecanismos que permitan acelerar el desarrollo de proyectos de gran envergadura. Sin estas condiciones, la industria del hidrógeno renovable en Chile no estará en condiciones de consolidar su producción a corto plazo.

BNamericas: ¿Cuáles son los desafíos y las oportunidades?

Reyes: Los principales impedimentos para el desarrollo del hidrógeno verde en Chile radican en la ausencia de regulaciones específicas que incentiven o exijan a los consumidores de hidrógeno gris transitar hacia alternativas renovables, así como en la falta de subsidios suficientes para reducir la brecha de costos entre el hidrógeno verde y el gris.

Además, los largos procesos de tramitación ambiental representan una barrera significativa, por lo que resulta crucial adoptar mecanismos que agilicen la evaluación de proyectos no contaminantes, siguiendo ejemplos internacionales como el europeo. 

No obstante, Chile cuenta con oportunidades destacables: en el corto plazo, el hidrógeno verde puede reemplazar al gris en aplicaciones industriales actuales, contribuyendo a la reducción de emisiones, mientras que la producción de derivados como amoníaco y metanol abre una puerta al mercado internacional. Estas ventajas se potencian gracias a la calidad y disponibilidad de los recursos renovables del país, que posicionan a Chile como un líder potencial en la producción de hidrógeno renovable.

Para materializar estas oportunidades, será fundamental articular políticas públicas efectivas y fomentar la colaboración entre el sector público y privado.

BNamericas: En general, con respecto a las perspectivas de la industria en Chile, ¿cómo fue el ánimo durante la cumbre?

Reyes: En la quinta edición del Seminario Internacional del Hidrógeno, se destacó un ambiente de optimismo y cooperación. Representantes de países como Chile, Uruguay, Perú, Brasil y España compartieron avances y lecciones aprendidas, fomentando un enfoque colaborativo para el desarrollo de la industria del hidrógeno verde.

El evento subrayó la necesidad de alianzas entre el sector público, privado y académico para impulsar la economía del hidrógeno en Sudamérica. Este espíritu colaborativo es esencial para superar desafíos comunes, como la regulación, el financiamiento y la implementación de tecnologías avanzadas.

BNamericas: ¿Están observando tendencias en el ámbito de proyectos en Chile? Por ejemplo, el mercado nacional frente al de exportación y el amoníaco frente a los combustibles sintéticos.

Reyes: En Chile, se observa una tendencia creciente hacia el desarrollo de macroproyectos de gigavatios orientados a la exportación de hidrógeno verde y sus derivados, como el amoníaco renovable.

Si bien esta estrategia responde al potencial exportador del país y su capacidad de producir hidrógeno renovable a costos competitivos, resulta esencial priorizar inicialmente el mercado doméstico. Esta etapa local permitiría no solo descarbonizar sectores estratégicos, como la minería y la generación eléctrica, sino también adquirir experiencia técnica y operativa antes de abordar desafíos más complejos asociados a la exportación masiva.

Además, la consolidación de un mercado interno estable fomentaría la creación de cadenas de valor locales, generando empleo y estimulando la innovación tecnológica en torno al hidrógeno. Desde una perspectiva más amplia, esta transición gradual permitiría desarrollar infraestructuras esenciales como sistemas de transporte y almacenamiento, que son indispensables tanto para el consumo interno como para la exportación.

En este contexto, si bien los derivados del hidrógeno aparecen como productos clave debido a su alto potencial y facilidad de transporte en el mercado internacional, su éxito dependerá de estrategias ordenadas que comiencen fortaleciendo las capacidades nacionales antes de expandirse hacia la escala global. Este enfoque contribuirá no solo a maximizar el impacto económico del hidrógeno verde, sino también a posicionar a Chile como referente en la transición energética global.

BNamericas: ¿Cuál es su proyección para 2025?

Reyes: Para 2025, se espera que un número creciente de proyectos de hidrógeno verde en Chile avance hacia el Sistema de Evaluación Ambiental, lo que marcará un paso importante en el desarrollo de la industria.

Sin embargo, el verdadero progreso dependerá de la implementación de un marco regulatorio robusto que incentive el consumo de hidrógeno verde, así como de la creación de subsidios adecuados para reducir los costos asociados al capex y opex de los proyectos. La toma de decisiones finales de inversión en iniciativas actualmente en evaluación ambiental será crucial para que estas puedan materializarse en plantas operativas en los próximos años, con capacidades significativas en términos de producción.

Además, será indispensable avanzar en el desarrollo de infraestructura habilitante que permita integrar el hidrógeno renovable en la matriz energética del país. En paralelo, la búsqueda de offtakers nacionales e internacionales garantizará una demanda estable y favorecerá la viabilidad económica de los proyectos.

Si bien no se espera una producción masiva de hidrógeno verde para 2025, este año será clave para sentar las bases regulatorias, logísticas y financieras que permitan el crecimiento sostenido de la industria hacia 2030, consolidando a Chile en la nueva economía del hidrógeno.