Inestabilidad política, otro obstáculo para los proyectos de litio en Bolivia

Un grupo de militares encabezado por el destituido comandante Juan José Zúñiga ingresó el 26 de junio a la sede de gobierno de Bolivia, en La Paz, en lo que fue calificado por el presidente Luis Arce como un intento de golpe de Estado y posteriormente por el exmandatario Evo Morales como un “autogolpe”.

Los sucesos pusieron en evidencia, una vez más, la inestabilidad política del país y la crisis económica con la que lidia, lo que podría acarrear nuevas protestas y conmoción social como las vividas en el pasado. 

El incidente abrió además interrogantes sobre los efectos no solo en la economía, sino también en la minería, particularmente en los esfuerzos del país andino por impulsar la industria del litio aprovechando su alta demanda a propósito de la transición energética.

BNamericas conversa con Sebastián Fernández de Soto, analista de la consultora internacional especialista en riesgos Control Risks, sobre los efectos económicos, políticos y sociales y lo que podría esperarse en torno a los proyectos de plantas piloto de litio ante la inestabilidad política nacional.

BNamericas: ¿Qué consecuencias podría tener el intento de golpe de Estado sobre los proyectos de litio?

Fernández de Soto: Al momento, vemos pocas consecuencias para los proyectos de litio, aunque en otras ocasiones esto reduciría el interés de inversión internacional en el país por la baja estabilidad política. Las condiciones de inversión en Bolivia son muy desfavorables para las empresas y con alta intervención estatal. 

Las compañías chinas y rusas involucradas en el desarrollo del litio mantendrán sus proyectos.

BNamericas: ¿Hay avances en las plantas piloto con Rusia y China, así como con aquella con India que se instalaría este mismo año?

Fernández de Soto: Vemos pocos avances en este momento en la extracción del litio y la transferencia de conocimiento para elaborar una industria de baterías eléctricas, como se menciona en los contratos con ciertas empresas.

BNamericas: Dado que se requiere autorización del Congreso para firmar contratos por plantas industriales, ¿qué factibilidad hay de que las plantas piloto escalen a nivel industrial?

Fernández de Soto: Por ahora, aparte de los problemas técnicos y de conocimiento para escalar a nivel industrial, el problema político puede presentar obstáculos. 

La fragmentación política en la Asamblea Nacional frenaría el avance de contratos con empresas para el desarrollo de proyectos del litio. 

Al momento, el escalamiento a nivel industrial se ve muy lejos.

BNamericas: ¿Qué efectos políticos y económicos tendría el intento de golpe de Estado para Bolivia?

Fernández de Soto: La polarización política va a continuar, ya que el expresidente Evo Morales continuará intentando ganar la Presidencia en 2025 y Luis Arce buscará la reelección por el partido del Movimiento al Socialismo [MAS].  

Los indicios de que posiblemente es un autogolpe incrementarán la polarización política en los próximos meses. Ya el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, aliado de Morales, llamó a una comisión multipartidaria para investigar las acciones del Ejército y los pronunciamientos de Juan José Zúñiga [quien fue destituido y detenido] de que Arce organizó el golpe.

Los efectos económicos son por ahora pocos, pero la continua inestabilidad política frenará reformas necesarias para mejorar la economía, entre ellas, aprobar créditos de organizaciones multilaterales, reformas a la ley de hidrocarburos y otros cambios necesarios.

 BNamericas: ¿En qué sectores podrían repercutir más los sucesos políticos? ¿Podrían perjudicar el interés extranjero en el litio?

Fernández de Soto: La escasa inversión internacional no parece ser afectada en su mayoría. Las compañías que hacen presencia en Bolivia ya están acostumbradas a la inestabilidad política. 

La inversión internacional sigue siendo primordialmente escasa por las condiciones de inversión, en las que el Estado mantiene sustanciales controles. Esto se prevé que continuará con el litio en el país, ya que el interés de compañías internacionales —aunque alto por explotar el litio— se mantiene condicionado por las malas condiciones para la inversión.

BNamericas: Dada la inestabilidad política, ¿se pueden prever nuevos intentos de golpe de Estado, conmoción social u otro tipo de acciones que compliquen la economía?

Fernández de Soto: La probabilidad de un nuevo golpe de Estado es bajo, ya que el presidente Arce incrementará su control sobre las Fuerzas Armadas [si es que se confirma que fue un golpe de Estado]. Sin embargo, es altamente probable que veamos conmoción social en Bolivia en los próximos meses dado el periodo electoral y la continua polarización política. 

Bloqueos y otros métodos de protesta también serán comunes dada la coyuntura económica, como la falta de dólares y los problemas de distribución de combustible.

BNamericas: ¿Podrían estos sucesos, así como la tensión y fragmentación política, tener efectos en las elecciones del próximo año y en las eventuales intenciones de Morales de volver a la presidencia o de Arce de ir por la reelección?

Fernández de Soto: La probabilidad de que ambos candidatos cambien de posición para 2025 es baja porque ambos buscan la presidencia ese año. Ya que el golpe de Estado fue controlado, ambos seguirán buscando la candidatura del MAS.