La búsqueda de soluciones costo-eficientes para la crisis hídrica de Chile

Dado el estrés hídrico que ha sufrido Chile por años, las soluciones hídricas tienen una alta demanda, dentro de las cuales los embalses y las desaladoras han sido las que más fuerza han cobrado.

Sin embargo, hay organizaciones como el Organismo de Cuenca del río Maipo (OdCM) que están buscando soluciones a menor escala para el manejo de las principales cuencas del país para atender mejor las necesidades específicas de cada territorio.

La nueva agencia es promovida por el gobierno de la Región Metropolitana de Santiago y la entidad de transferencia de tecnología Fundación Chile y recibe aportes de los sectores público y privado. El OdCM presentó una cartera de 34 proyectos por casi US$1.600 millones con el objetivo de mejorar la gestión de la principal fuente de agua de Santiago.

Para saber más sobre las opciones de financiamiento de esta cartera, así como la posibilidad de aplicar este modelo fuera de la capital, BNamericas conversó con la directora de la iniciativa Escenarios Hídricos 2030 y subgerente de sostenibilidad de Fundación Chile, Ulrike Broschek.

BNamericas: ¿Cómo van las conversaciones sobre el financiamiento de la cartera de proyectos del OdCM, la cual requiere una inversión significativa?

Broschek: Nosotros hemos estado prospectando distintas opciones. En el fondo, hay que ver la articulación tanto pública como privada.

El Ministerio de Obras Públicas tiene, dentro de sus presupuestos anuales, montos para la implementación de soluciones hídricas, y aquí estamos nosotros presentando una cartera de proyectos de corto plazo y que tienen la posibilidad de ser implementados a partir de estos planes de financiamiento. Pero hay que mirar todas las opciones que tenemos y hay que generar los modelos económicos para ver el desafío de cómo financiar estas soluciones.

Ahora, estas son soluciones altamente costo-eficientes cuando se comparan con obras de embalses o desalación. Esta cartera es mucho más barata.

También hay opciones de financiamiento privado, y es por eso que esta cartera de proyectos incluye la posibilidad de que los mismos usuarios del agua en el territorio inviertan en la sostenibilidad de sus propios procesos productivos.

Este es un ámbito muy desafiante donde tenemos que ver tanto la adaptación al cambio climático como el pago por daño y pérdidas causados por la sequía.

Eso tiene costos que, yo creo, aún no hemos logrado internalizar bien.

BNamericas: ¿Hay interés por parte de las empresas en financiar esta clase de proyectos?

Broschek: Sí, aunque en la medida que sean proyectos que demuestren el beneficio real que tienen para el territorio. Lo que no existía era una cartera de proyectos que pudiera señalizar dónde era factible realizar estas obras.

Pensamos que, en la medida en que vayamos indicando estas oportunidades, se van a ir abriendo nuevas ventanas de financiamiento privado, no solo por parte de empresas locales, sino también de firmas nacionales o multinacionales.

Lo que esperamos es que esto abra un poco la mirada de un mercado de financiamiento mucho mayor, pero con foco en el agua, porque hemos estado financiando proyectos en otros sectores, y la crisis del agua pone seriamente en riesgo el desarrollo del país, ya que también tiene que ver con la sostenibilidad de las mismas empresas en el territorio.

Estas saben que el agua es un tema relevante y que la desalación es una solución más cara, por lo que pensamos que estarían abiertas a financiar soluciones de corto y mediano plazo con menor costo.

BNamericas: ¿Cómo ve la posibilidad de aplicar el modelo del OdCM a regiones con realidades hídricas que puedan ser muy diferentes a las de la Región Metropolitana de Santiago?

Broschek: La Región Metropolitana tiene una de las cuencas críticas a nivel nacional [el río Maipo]. La crisis hídrica se venía dando desde hace tiempo en las regiones del norte, que tienen un déficit estructural, y esta se ha ido moviendo hacia la zona central, después a la zona sur e incluso a la zona de Magallanes, lo que era algo impensado.

La diferencia está en las actividades productivas y las características hidrográficas y geográficas de cada cuenca. Lo que no podemos hacer es copiar y pegar las soluciones que hemos aplicado en algunos territorios en otros con realidades completamente distintas.

Lo que necesitamos es entender la vocación productiva y la base territorial de cada cuenca para plantear soluciones que tengan sentido para estos territorios y que sean costo-eficiente.

Nosotros estamos creando mecanismos de forma de que esos análisis se hagan de la forma más rápida posible para poder generar los portafolios de soluciones de manera eficiente y no sobredimensionar obras caras que puedan tener un impacto bajo para los territorios.

BNamericas: De aplicarse estos planes en otras regiones, ¿tendría que crearse un organismo para cada cuenca?

Broschek: Probablemente sí. En general, nosotros nos inspiramos en estructuras internacionales. No estamos reinventando la rueda. Esto es algo que se está haciendo en todo el mundo y Chile es el único país OCDE que no cuenta con esta clase de organizaciones de cuenca.

Esta estructura tiene órganos técnicos que entregan insumos para la buena toma de decisiones y también hay una instancia de participación donde están representados los distintos sectores, tanto tenedores de derechos de agua como no-tenedores. Y es probable que esa estructura se repita a lo largo del país.

Lo que va a ir cambiando con cada organismo es la conformación, porque cada cuenca tiene vocaciones productivas y participantes variables. En el norte, puede que veamos más mineras; en la zona central, más agricultores; en otras regiones puede que tengan más comunidades indígenas, etc.