Minería subterránea en América Latina: ¿una nueva tendencia?

La minería subterránea adquiere relevancia en una tendencia asociada a una mayor sostenibilidad y altos estándares de seguridad.

El avance tecnológico, la automatización, las operaciones a distancia y la optimización de los sistemas de ventilación y de la fortificación de las rocas permiten hoy que proyectos cupríferos como Chuquicamata Subterránea y el desarrollo futuro de Ministro Hales, de la estatal chilena Codelco; Los Bronces Integrado, de Anglo American; y posiblemente Escondida, de BHP, reduzcan el impacto ambiental y aumenten la producción. 

BNamericas conversa con Carlos Leigh, CEO para América Latina de la especialista en obras subterráneas en la minería y construcción de túneles DSI Underground, acerca de las innovaciones en la industria. 

DSI pertenece a la sueca Sandvik y posee plantas en Chile, Perú, Argentina, Brasil, México y Colombia, entre otros países.

BNamericas: ¿Es la minería subterránea una tendencia en América Latina?    

Leigh: Vemos una aceleración de proyectos en la región en metales como el oro, plata y cobre, y a nivel global, una desaceleración en zinc y níquel debido a los precios del mercado. En Chile, al igual que en otros países sísmicos, llegar a lo profundo implica un riesgo adicional a la concentración de energía que existe en las profundidades, y por eso trabajamos con sistemas de anclajes que permiten afrontar la sismicidad que provoca el estallido de la roca y absorber la energía que se libera en cada estallido. 

BNamericas: ¿Qué tipos de estallidos ocurren bajo tierra?

Leigh: No necesariamente se requieren grandes profundidades, los estallidos también ocurren a baja profundidad por efecto de la presión e incluso se puede liberar energía en forma brusca y sin aviso. Estos son los estallidos más complejos porque no solo ocurren del techo hacia el suelo, sino que pueden ocurrir desde los costados hacia los centros de los túneles. La definición de los sistemas a utilizar son tremendamente importantes en esto.

BNamericas: ¿Qué tipos de sistemas existen?   

Leigh: Dependen del volumen de la energía, del tipo de roca y de otros factores. La innovación en el campo del estallido de la roca ha evolucionado bastante. Hoy existen dispositivos que miden la convergencia, los movimientos de la roca y la liberación de la energía e instrumentos que miden el comportamiento de los pernos cuando existe un requerimiento dinámico. Todos permiten tener una información muy valiosa. 

Las mineras y contratistas suelen consultar permanentemente sobre las zonas de los estallidos o la necesidad de soporte, para lo cual ofrecemos productos y sistemas que informan y solucionan cada propósito en específico, ya que no todos funcionan igual para todas las operaciones.

BNamericas: ¿Qué riesgos adicionales imponen países sísmicos, como Chile?

Leigh: Traen desafíos en términos de innovación en las tecnologías para abordar esos problemas. En Perú también ocurren terremotos que nos empujan a avanzar en soluciones que permitan un trabajo seguro, y hemos logrado productos capaces de aguantar las distintas capacidades de energía que provoca un factor sísmico para que los proyectos mineros puedan seguir avanzando. 

BNamericas: ¿Cómo garantizan la seguridad en el trabajo subterráneo?  

Leigh: Mantener la gente a salvo es sinónimo de continuidad laboral, de protección de los equipos y de eficiencia. Tenemos clientes mineros en zonas difíciles, como en México o Perú, con operaciones a 4.000m o 5.000m de altura, donde existen problemas de conexión y proveedores que no entregan a tiempo sus materiales. Por eso, nuestro foco es estar cerca para garantizar que la operación no se detendrá y que la gente estará a salvo con productos eficientes para todo el ciclo productivo.

Junto a ABC Ventilation Systems tenemos un joint venture y entregamos sistemas de ventilación y de recuperación de los terrenos para que la gente pueda trabajar con mejores temperaturas y mejor calidad del aire, porque la seguridad no es solo evitar accidentes. 

BNamericas: ¿En qué consiste la cartera de proyectos de DSI en América Latina?

Leigh: Tenemos proyectos en Chile, incluyéndose algunos para Codelco, y en Argentina, donde se ha logrado una cierta fiabilidad financiera para que las operaciones sigan avanzando. También estamos en Brasil, Colombia y México con proyectos que van creciendo. Y desde América Latina hemos vuelto a entrar en el mercado estadounidense, luego de haber estado fuera como cinco años, gracias al apoyo que tenemos en Canadá, México y Chile.  

Trabajamos mucho con los backups de nuestras plantas productivas en la región, lo que nos permite dar seguridad en el abastecimiento y productos con precios competitivos, ya que todos están estandarizados. El producto que se compra en Canadá es igual al de Chile, Perú o Colombia. Eso nos permite mover inventarios y abastecer los nuevos mercados de mejor forma.

BNamericas: ¿Qué rol cumple Sandvik en la cadena de suministro de DSI?   

Leigh: DSI es una división de Sandvik, un líder internacional en maquinarias para la minería y la construcción, entre otros sectores, con una participación en más de 120 países. Esta integración nos permite como DSI, o ground support, ir al mercado con productos innovadores y maquinarias que ya están probadas, ejecutadas y diseñadas para complementar nuestros propios productos y avanzar en mejoras para la operación y la seguridad con sistemas autónomos, eléctricos y remotos. 

BNamericas: ¿Qué porcentaje ocupa la minería en el mercado de DSI?  

Leigh: La minería siempre estuvo en una relación 60:40, pero con la pandemia varios proyectos civiles comenzaron a demorarse en América Latina y la minería ha suplido esos espacios. Hoy el mercado minero representa entre el 80% y 85%, mientras que el tunelero civil, el 15%, ya que este último sector depende mucho de la capacidad de financiamiento y de la inversión de los países.

Pospandemia tuvimos cambios en la orientación de la infraestructura civil, encaminándose a áreas como los metros, carreteras, túneles o proyectos que requieren anclajes como los puentes, a diferencia de la construcción de edificios, que también requieren anclajes subterráneos, pero que dependen mucho del nivel de inversión del país y no es tan constante como la minería.

BNamericas: ¿Obtener permisos y autorizaciones para trabajar bajo tierra es igual de complejo que desarrollar obras a nivel de superficie?

Leigh: La lógica indica que los proyectos tuneleros debieran tener menor presión ambiental, ya que la moción y otros aspectos no están a la vista y no afectan de la misma manera que los proyectos en superficie. Pero, al menos en Chile, no hay diferencias en la permisología entre un proyecto a tajo abierto y uno subterráneo.

En México se está revisando qué pasará con la minería a cielo abierto, cuyo tema estamos analizando para ver qué ocurrirá con la renovación de los permisos y los años de trámites, ya que puede afectar la inversión. [Nota del editor: El presidente Andrés López Obrador propuso prohibir la minería a cielo abierto para beneficiar el medioambiente y garantizar el derecho humano al agua].

BNamericas: Inversionistas y estudios sobre los capitales que se inyectan en la industria minera latinoamericana han advertido una ralentización, ¿coincide con ese enfoque?   

Leigh: Efectivamente. Se ven proyecciones importantes de las inversiones en minería, pero finalmente no se cumplen en los plazos por motivos como la contingencia global, la permisología, temas impositivos como el royalty, así como otros temas legales y sociales de cada país. 

Hace poco tuvimos problemas sociales en Perú que trabaron el desarrollo minero y, en México, problemas de seguridad que afectaron los proyectos. En general, estos temas no se consideran en los análisis de inversión, pero sí afectan el día a día de una operación minera. De todos modos, creo que debiera haber una tendencia hacia el aumento de los kilómetros subterráneos, más que en superficie.

BNamericas: ¿Es la minería subterránea más sustentable? 

Leigh: Depende de la profundidad del tajo porque mientras más profundo sea, la operación se hace más ineficiente y a menos profundidad, el componente ambiental también es un problema importante.  

La minería subterránea es más cara al principio, pero con el tiempo se hace más económica al comparar los costos, sobre todo desde el aspecto de la circularidad. Usamos acero verde, por ejemplo, que, además de emplear materiales reciclables, permite un control trazable. Hemos identificado que gran parte del acero reciclado que llega a nuestros proveedores en Chile se entrega después a las mismas mineras desde donde salió el material. 

Esto genera una circularidad entre el material o la chatarra que salió de la operación minera y que luego se transforma en un perno que vuelve a entrar en la mina. De igual forma, tenemos equipos autónomos y eléctricos con una sustentabilidad muy fuerte. 

BNamericas: ¿Cuál es la máxima profundidad a la que pueden llegar los equipos? 

Leigh: Los equipos se desarrollan para adaptarse a las condiciones de la roca, independiente de si está en el kilómetro 3 o a más profundidad. También responden a los análisis geológicos que indican a qué profundidad están los minerales de mayor ley o dónde se puede obtener una mayor cantidad de producción por tonelada. 

No estamos limitados. Esto involucra un trabajo permanente en el área de innovación para lograr productos con mayor rendimiento y seguridad, especialmente porque la minería en Latinoamérica está yendo cada vez más hacia la profundidad.