"Nacionalismo energético" de Sheinbaum podría preparar el escenario para privados

Si bien es probable que la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, mantenga las políticas energéticas de la administración de Andrés Manuel López Obrador, también se verá obligada a ser pragmática y tecnocrática.

La demanda de electricidad aumenta conforme se consolida el nearshoring, pero la red presenta deficiencias y la estatal Pemex soporta una enorme carga de endeudamiento.

La promesa de Sheinbaum de limpiar la generación de energía, sin embargo, se apartaría del enfoque de López Obrador. Para lograr ese objetivo, necesitaría al sector privado, aunque sus antecedentes políticos sugieren que Sheinbaum permitiría que desempeñara únicamente un papel secundario.

Para conocer mejor los cambios energéticos que se avecinan, BNamericas conversó con Pamela Starr, profesora de Relaciones Internacionales y Diplomacia Pública de la Universidad de California del Sur y asesora sénior de la consultora empresarial Monarch Global Strategies.

Starr cuenta con 30 años de experiencia en política, economía y elaboración de directrices en México y ha asesorado al exministro de Relaciones Exteriores de ese país José Antonio Meade así como a la exsecretaria de Estado de EE.UU. Hillary Clinton y a otros funcionarios del gobierno a ambos lados de la frontera.

BNamericas: ¿Cómo utilizará la administración de Sheinbaum la política energética para lograr sus objetivos?

Starr: México necesita grandes inversiones en transmisión y generación y, sobre todo, en energías limpias. La red eléctrica opera al límite y este verano [boreal] se han producido numerosos apagones. El país tiene que crear un clima de inversión acogedor para las empresas y garantizar un suministro fiable de electricidad a bajo costo si quiere aprovechar al máximo la oportunidad que ofrece el nearshoring.

El déficit presupuestario ronda el 6% del PIB. El gobierno redujo el gasto y Sheinbaum ha declarado que no subirá los impuestos. Eso significa que la única forma de reducir el déficit es hacer crecer los ingresos.

Sheinbaum está convencida de que el nearshoring es la mejor manera de estimular la economía. Para crear un clima empresarial más propicio a los inversionistas, creo que abrirá el mercado a los proveedores privados de electricidad limpia. Ella piensa que las energías renovables impulsarán la cuarta transformación [de la república], que es el objetivo político de su partido.

BNamericas: ¿Cuáles son las principales diferencias entre sus políticas energéticas y las de AMLO?

Starr: Sheinbaum es una verdadera izquierdista latinoamericana. Al igual que López Obrador, es una firme defensora de la soberanía energética y no es amiga del capital privado. Cree en el uso del Estado para elevar el nivel de vida y financiar programas sociales universales que ayuden a sacar a la clase trabajadora de la pobreza.

En lo que sí difiere de AMLO es en su actitud hacia las energías limpias. A diferencia de él, cree en el cambio climático. López Obrador se aferró a la idea del petróleo como combustible para el desarrollo. Para ella, el petróleo es el combustible del siglo XX, no del siglo XXI. El principal asesor de Sheinbaum en materia de energía, Jorge Islas, es un especialista en energías limpias, y ella ha dejado claro que quiere una mayor inversión en energías limpias en México.

Con el ala izquierda de su partido reforzada por las elecciones, aún no se sabe con certeza de cuánta autonomía política y flexibilidad dispondrá para alcanzar sus objetivos en materia de energía limpia.

Sin embargo, existe un fuerte sentimiento entre las empresas eléctricas del sector privado de que habrá oportunidades atractivas para la generación de energía renovable en México. Por razones políticas, muchas de estas oportunidades probablemente se estructurarán como asociaciones público-privadas, lo que hace que parezca que el sector público y [la eléctrica estatal] CFE están liderando el camino.

BNamericas: ¿Y qué papel podría jugar Pemex en la transición energética?

Starr: Hay enormes necesidades de inversión en Pemex, que está muy endeudada y es prácticamente la ruina de la industria mundial de petróleo y gas. Se ha hablado de la posibilidad de que el Gobierno mexicano recompre bonos de Pemex para reducir su costo de financiación y aliviar la carga sobre el presupuesto nacional.

Pemex está invirtiendo mucho en refino más que en exploración y producción. Con una menor carga de deuda, la petrolera podría tener mayor capacidad para invertir en exploración y producción e incluso en energías renovables.

Sheinbaum también ha insinuado que transformará Pemex en una empresa energética con intereses más allá del petróleo y el gas. Aún no lo sabemos. En cualquier caso, parece que Sheinbaum adoptará un enfoque mucho más tecnocrático para dirigir Pemex que López Obrador, al tiempo que mantendrá su nacionalismo energético.