"No se puede dejar toda la carga al mercado regulado"

La apertura del mercado eléctrico brasileño, junto con la expansión de la generación distribuida, ha tenido un profundo efecto en el sector.

Entre los actores más afectados se encuentran las concesionarias de distribución, que sufren una pérdida de ingresos.

BNamericas conversó con Guilherme Schmidt, socio de Schmidt Valois Advogados, bufete especializado en el sector energético.

Actualmente, solo las unidades con un consumo superior a 500kW tienen libertad para negociar su suministro de energía. Con las nuevas reglas establecidas por el Ministerio de Minas y Energía, alrededor de 72.000 nuevas unidades de consumo clasificadas como de alto voltaje tienen potencial para ingresar al mercado libre, según la Cámara de Comercialización de Energía Eléctrica (CCEE).

BNamericas: ¿Qué desafíos plantea la apertura del mercado eléctrico?

Schmidt: El gran debate es que no se puede dejar toda la carga, como los costos de transmisión y la capacidad general del sistema, al mercado cautivo [regulado]. Es fantástico tener energía eólica y solar, pero son fuentes intermitentes y necesitamos energía firme.

Hoy en día, las centrales eléctricas de carga base [como las hidroeléctricas y termoeléctricas, que garantizan el suministro en cualquier momento] tienen sus costos repartidos entre los consumidores en el mercado regulado.

La apertura es positiva, ya que traerá mayor competencia, pero debemos ser justos con quienes permanecen en el mercado regulado.

Por lo tanto, el desafío es lograr una división justa de los costos involucrados.

BNamericas: ¿Qué pasa con la situación de las empresas distribuidoras?

Schmidt: Hay una eventual pérdida de facturación y de clientes, por lo que, proporcionalmente, las distribuidoras ya no pueden asumir íntegramente todos los costos. El año pasado se publicó el marco regulatorio para la generación distribuida, según el cual los costos se repercutirán gratuitamente a los consumidores durante 20 años. Durante este periodo, la mayor parte de los costes seguirán asumiendo las concesionarias de distribución.

BNamericas: En los próximos años varias concesiones de distribución terminarán y hay empresas, como Light, que están en una situación financiera delicada.

Schmidt: Verá, los sistemas aislados [los que no están conectados a la red nacional], especialmente en la región amazónica, dependen mucho del diésel y del petróleo, que son más caros. Por lo tanto, si no se repartiera esta energía, sería muy costosa. Por eso existe la [cuenta de consumo de combustible] CCC, que pagan todos los consumidores.

El gran problema de Light son los gatos [conexiones ilegales], que se dan principalmente en zonas dominadas por organizaciones criminales. Teniendo en cuenta que Light no puede entrar en estas zonas, donde muchas veces la policía ni siquiera entra, ¿no serían estos robos casos de fuerza mayor y, por tanto, pérdidas inmanejables? Por lo tanto, se podría argumentar a favor de una especie de CCC para esto.

BNamericas: ¿Es este uno de los argumentos de Light en su solicitud de protección contra la quiebra?

Schmidt: No sé si fue una de las reclamaciones del proceso, pero sin duda fue una de las justificaciones de los problemas financieros de la empresa.

Creo que el gran desafío ahora será la revisión de las concesiones, así como el futuro de las subastas de energía. Hay muchas incertidumbres [debido a la migración de consumidores al mercado libre y la expansión de la generación distribuida], y el gobierno tiene el desafío de brindar previsibilidad.

BNamericas: Las distribuidoras siguen teniendo excedentes de energía contratada, lo que está entre los motivos del aplazamiento de las licitaciones de capacidad de respaldo.

Schmidt: La rentabilidad de los servicios de distribución ha caído. Y fue necesario realizar subastas para contratar grandes centrales térmicas por el riesgo de escasez de agua [en 2021 y 2022 debido a la sequía]. En caso de otra sequía, la sobrecontratación no es tan clara, ya que todavía dependemos mucho de la lluvia.

Según la normativa actual, la distribuidora debe tener una bola de cristal. No pueden quedarse sin contrato, por lo que tienden a ser conservadores, de lo contrario se enfrentarán a multas. Entonces, ante la posibilidad de que las concesionarias pierdan consumidores, Brasil enfrenta una cuestión muy compleja.

BNamericas: Usted hizo una presentación esta semana en un simposio organizado por la asociación brasileña de consumidores de energía ABCE. ¿Cuáles fueron los principales puntos discutidos en el evento?

Schmidt: Hemos visto que hay una gran aceptación del nuevo convenio de la CCEE, publicado en febrero de 2023, que, en la práctica, ha modernizado y clarificado algunos procedimientos, poniendo mayor énfasis en las decisiones arbitrales dentro de la cámara.

BNamericas: ¿Qué tipos de casos se llevan a arbitraje?

Schmidt: Discusiones sobre importes cobrados que una de las partes cree que no debería pagar, por ejemplo.

La CCEE es como un departamento de contabilidad externo para las empresas que operan en el mercado libre. Y el arbitraje es un medio más ágil para resolver conflictos que los tribunales.

BNamericas: ¿Cómo van las discusiones sobre el [factor de escala generador] GSF y el riesgo hidrológico?

Schmidt: Creo que esta discusión durará años.

Cada central hidroeléctrica tiene una reserva de energía mínima garantizada. Cuando llega al límite, [el operador de la red nacional] ONS le ordena dejar de generar y despacha centrales térmicas, cuya energía es más cara. La discusión es sobre cómo se distribuirá este proyecto de ley. Es una pregunta del billón de reales.