¿Qué pasará con los polémicos contratos de autoabasto en México?

Desde que asumió el cargo en diciembre de 2018, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, tiene en la mira a las centrales eléctricas que operan bajo una clase de contratos heredados denominados de “autoabasto” o de suministro básico, que quedaron blindados tras las reformas energéticas de 2013-2014.

La administración ha intentado por la vía reglamentaria y legislativa eliminar todos esos acuerdos al aprobar en marzo de 2021 reformas a la ley que permiten la cancelación y renegociación del contrato y los términos bajo las reformas hechas a la ley de la industria eléctrica en 2021 y las reformas constitucionales más agresivas que fueron bloqueadas en abril en la Cámara Baja.

Con poco más de dos años en el poder, AMLO tiene menos opciones para terminar con el esquema por completo, aunque la reforma de la LIE de 2021 enfrenta docenas, si no cientos, de demandas, a pesar de que la Corte Suprema ratificó la ley en abril.

Los opositores a los contratos heredados, entre ellos AMLO; el presidente ejecutivo de la estatal CFE, Manuel Bartlett; y la secretaría de Energía, Rocío Nahle, afirman que las bajas tarifas de transmisión incorporadas en los contratos de autoabastecimiento le han costado a CFE 412.000 millones de pesos (US$21.000 millones).

CFE está obligada a entregar energía bajo estos términos a tarifas de transmisión bajas y fijas a los clientes donde sea que estén, cuando la necesiten, independientemente de la capacidad disponible en la ubicación del usuario final.

La reacción de la industria ha sido mayoritariamente comprensiva con los argumentos de CFE y varias generadoras privadas han intentado migrar sus contratos a esquemas más nuevos y resolver el problema.

El gobierno de AMLO, sin embargo, parece empeñado en eliminar por completo los contratos de autoabastecimiento y mientras permanezca en el poder.

BNamericas conversó con Óscar Ocampo, coordinador de energía del centro de estudios IMCO y autor de un informe reciente del organismo sobre contratos de autoabastecimiento, sobre qué tácticas se pueden esperar en la guerra del gobierno contra el autoabasto y qué opciones pueden quedar para las generadoras, ahora atrapadas en medio de fuego cruzado.

BNamericas: Con la decisión de la Corte Suprema del mes pasado y el bloqueo de las reformas constitucionales, el presidente parece decidido a no ceder en la terminación de los contratos de autoabastecimiento. ¿Qué tácticas ve a corto plazo?

Ocampo: Vamos a ver intentos de eliminar los autoabastos. Con altísima probabilidad habrá medidas de CRE, aunque no sabría decirte exactamente cómo se vería esto. Pero hay una probabilidad alta de que intente revocar permisos y eso acabe en tribunales.

BNamericas: ¿No se está acercando el presidente para hablar con estas empresas?

Ocampo: Aunque el presidente haya convocado a las empresas a estas mesas de negociación, la verdad es que las empresas tienen poco que negociar. En el fondo, lo que está pasando es que están violando sus derechos, pero hay poco margen para la negociación, hay poco que puedan ceder las empresas. Probablemente, esto acabe decidiéndose en tribunales y no a partir de una negociación.

BNamericas: Con el fracaso de las reformas constitucionales, ¿cómo ve el gobierno el autoabastecimiento?

Ocampo: Después de que rechazan la iniciativa de reforma en el congreso, el autoabasto pasó a estar al centro del debate. El presidente fue muy explícito al decir: "o renegociamos los términos o voy a denunciar penalmente a los socios".

Al final del día, los autoabastos van a morir solos. Después de la reforma energética de 2013-2014, la figura del autoabasto legalmente desaparece. Para no aplicar de forma retroactiva la ley, se les permite mantener sus condiciones, pero no se les permite extender la vigencia de sus contratos de interconexión a la red ni aumentar la capacidad autorizada de generación. Así que ahora estamos en un régimen legado. Estos contratos ya están muriendo, y van a seguir así hasta que termine el último en 2039. En esa fecha caduca el último, pero el grueso de los contratos de autoabasto van a desaparecer antes de 2030.

BNamericas: ¿Tienen una estrategia alternativa para que el gobierno resuelva el problema?

Ocampo: La mejor manera de incentivar que los autoabastos migren al mercado eléctrico, la forma correcta de incentivar esas migraciones, es inyectar más competencia en el mercado eléctrico de tal forma que haya menores precios.

Si tú quieres que los autoabastos desaparezcan, ofrécelas una alternativa atractiva. De esa forma, los autoabastos van a encontar razones para migrar al mercado eléctrico mayorista.

Pero en la medida en que el gobierno, en lugar de hacer eso, tenga este tinte extorsionador de decir "vamos a negociar esto o te denuncio ante los tribunales", manda un mensaje muy peligroso.

BNamericas: Parece que está diciendo que el costo de perder su reputación como un país respetuoso de la ley es más alto que el costo de mantener estos contratos heredados.

Ocampo: Absolutamente. Seguir con estos contratos no le genera ningún costo al gobierno mexicano o a la CFE. La gran molestia es que sienten que les roban clientes. El 12% de la energía, que hoy se produce con autoabastos, la CFE piensa que les corresponde a ellos tener esos clientes. Pero si mañana desaparecieran todos los autoabastos, este universo del 12% de la generación no tendría por qué irse automáticamente a la CFE.

BNamericas: ¿Qué más podrían hacer?

Ocampo: Si mañana desapareciera ese régimen, las empresas que se autoabastecen tendrían tres opciones. La primera es irse con CFE suministro básico, como estuvieron antes en algún punto, y pagar la tarifa industrial o comercial regulada. Hacia allá los quiere orillar CFE.

La segunda opción sería volverse un usuario calificado y firmar un contrato de compraventa de energía con un suministrador calificado. En este escenario, CFE Calificados tiene alrededor de un 50% del mercado que atiende a los grandes usuarios de energía, pero también podrían irse con cualquier otro suministrador calificado, el que les pueda ofrecer mejores términos y condiciones que la CFE. Y la tercera opción es ellos mismos representarse en el mercado eléctrico mayorista. Esta opción es la menos probable, actualmente únicamente una empresa lo está haciendo.