Fabricación local de electrolizadores: la visión de la asociación H2 Chile

En medio de pronósticos de cuellos de botella en la producción mundial de electrolizadores de hidrógeno, un representante de la industria chilena dio muestras de apoyo a una iniciativa de producción local en etapa inicial.

La agencia estatal de desarrollo Corfo, acaba de recibir expresiones de interés de nueve empresas para ejecutar proyectos manufactureros asociados en el país, que se espera se convierta en un protagonista de las exportaciones de hidrógeno verde para fines de la década.

Seis propuestas implican la construcción de plantas con una capacidad instalada anual de producción de electrolizadores de 0,5-1GW mediante una inversión de US$50 millones a US$100 millones. Los inversores barajan tres tipos de tecnología de electrolizadores: membrana de electrolito de polímero, alcalina y óxido sólido. Por cada gigavatio de capacidad productiva de electrolizadores, se crearían unos 100 puestos de trabajo y se utilizarían unos 20.000m2 de terreno, señaló Corfo.

"Creo que es una buena estrategia para verlo con tiempo", dijo Marcos Kulka, director ejecutivo de la asociación de la industria del hidrógeno H2 Chile, en conversación con BNamericas. “Deberíamos partir con la integración de componentes y algunos de ellos, que son más críticos, ir viendo que el día de mañana se produzcan acá”.

Gracias a sus vastos recursos de energía renovable, vitales para generar la gran cantidad de energía necesaria a bajo costo, Chile pronostica que se podrían desarrollar proyectos de hidrógeno verde por más de US$150.000 millones para 2030. La mayor parte de las inversiones se dirigirían a las regiones norte y sur del país.

Desarrollar la capacidad de producción local, para así disminuir los costos logísticos y la exposición al riesgo de la cadena de suministro extranjera, podría ayudar a mantener la ventaja competitiva de Chile y apoyar a la industrial local.

Hoy en día, un electrolizador promedia US$1.000/kW, precio que se espera que disminuya a más de la mitad dentro de cinco a seis años a medida que avance la tecnología y crezca la capacidad de producción, tal como sucedió con los paneles solares fotovoltaicos. El objetivo final es alcanzar un nivel cercano a US$200/kW, indicó el representante de H2 Chile.

En el caso del hidrógeno verde, hay que producirlo en el país, dijo Kulka, a lo que agregó que “se va a producir en el mundo un cuello de botella grande porque hay una sobredemanda de plantas de producción de hidrógeno”.

Si bien hay muchas empresas fabricando electrolizadores y centrándose más en los componentes, la fuerte demanda podría llegar a afectar los tiempos de entrega.

La capacidad mundial de producción de electrolizadores subió 25% a casi 11GW en 2022, según la Agencia Internacional de Energía. Europa y China tienen dos tercios de la capacidad de fabricación. A nivel mundial, la capacidad podría superar los 130GW anuales para 2030, según los anuncios de las empresas.

Como parte de la convocatoria de Corfo, firmas chilenas, europeas, asiáticas y estadounidenses presentaron proyectos. La siguiente fase implica las solicitudes de propuestas y descripciones detalladas de las iniciativas.

"No es que quizás vamos a tener la producción de los electrolizadores ahora, pero Chile tiene obviamente la posibilidad de hacerlo, porque además tiene industrias primas hermanas que podrían facilitar esto", señaló Kulka. “Está la industria energética, del gas, petroquímica, etc.; de alguna forma podríamos ir reconvirtiendo gente para los perfiles que se necesitan”.

Bajo una estrategia de producción de hidrógeno verde, Chile tiene como objetivo contar con 5GW de capacidad de electrólisis construida y en desarrollo para 2025 y 25GW para 2030. Una hoja de ruta asociada, para ayudar a materializar los proyectos, debiera conocerse este semestre.

CARTERA DE PROYECTOS

Según datos de junio que entregó la asociación H2 Chile, se han anunciado alrededor de 50 proyectos de hidrógeno verde principalmente en etapas de factibilidad y prefactibilidad y con una capacidad total de electrólisis de unos 11GW. Muchos de ellos, en particular los que apuntan al mercado de exportación, se acelerarían en fases posteriores y multiplicarían la potencia inicial. El 62% de las iniciativas están orientadas a producir hidrógeno renovable; un 30%, amoníaco verde; un 4%, metanol; y otro 4%, combustibles sintéticos.

Cuatro de las cinco plantas piloto o de primera fase que recibieron subvenciones de la agencia estatal de desarrollo Corfo para la adquisición de electrolizadores se instalarían en sitios brownfield, por lo tanto, cuentan con licencias ambientales. Las cinco debieran estar en servicio para fines de 2025.

Algunos proyectos ingresarían al sistema de revisión ambiental este año, mientras las autoridades trabajan en paralelo para facilitar su avance. Para ello se concentrarán en adaptar el sistema de revisión a la nueva industria, seguir adelante con los planes para obtener estudios referenciales y preparar un proyecto de ley que simplifique los permisos sectoriales.

En una entrevista con BNamericas publicada esta semana, Asunción Borrás, jefa de desarrollo de negocios de hidrógeno de la eléctrica Engie Chile, describió los dos principales desafíos: impulsar la demanda y reducir los tiempos de desarrollo.

“En el caso del primero, si bien el potencial de mercado local en Chile no es tan grande como el potencial de exportación, dicha demanda local puede jugar un papel fundamental como catalizadora de la materialización de proyectos de exportación”, dijo Borrás, que también es vicepresidenta de H2 Chile. “Antes de concretar proyectos a escala de gigavatios es necesario tener proyectos de escala más mediana con los que refinar la curva de aprendizaje, y la demanda local es la que puede posibilitar este tipo de primeros proyectos”.

Haciéndose eco de esto, Kulka dijo que el Estado podría convertirse en comprador y proporcionar créditos tributarios a los proyectos, medidas que podrían ayudar a agilizar "la entrada inicial".

“Esto lo hemos visto con los pequeños medios de generación distribuida [de hasta 9MW] en el sector eléctrico, que tienen despacho asegurado y con precios asegurados”, agregó.

La tramitación de permisos de Chile suele ser catalogada de compleja y prolongada, por lo que se han hecho llamamientos para revisar no solo los permisos sectoriales sino también el sistema de revisión ambiental, políticamente una propuesta más delicada.

Borrás dijo: “En segundo lugar, se debe tener en cuenta los tiempos de desarrollo en Chile de los proyectos, particularmente los que se derivan de los permisos ambientales y sectoriales. El desarrollo de los proyectos de gigavatios consideran como mínimo al menos tres o cuatro años, derivados principalmente de la obtención de la [resolución de calificación ambiental] RCA y los permisos sectoriales, a lo que se suma el resto de actividades que se deben llevar a cabo en paralelo”.

El financiamiento también está empezando a llamar la atención a medida que avanza el sector del hidrógeno de Chile, en línea con una tendencia mundial en la que unos 100 proyectos por un total de US$30.000 millones se encuentran en la fase final de decisión de inversión.

“Ese es un desafío global: cómo llevar los proyectos a inversión y ejecución”, dijo Kulka.

Para ayudar al incipiente sector a despegar, Corfo se prepara para lanzar el próximo año un fondo de US$1.000 millones, principalmente con financiamiento multilateral, para ayudar a reducir el costo de capital y el riesgo de los proyectos.

En la imagen: electrolizador instalado en Alemania para la producción de hidrógeno verde.