Hidrógeno verde podría impulsar desalinización y tratamiento de aguas residuales

La desalinización y el tratamiento de aguas residuales cobrará importancia en el mercado de generación de hidrógeno verde (H2G) a medida que surjan conflictos por el uso de agua dulce, según Eduardo Pedroza, representante de Brasil en la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso del Agua (Aladyr).

La mayor parte del H2G se genera mediante electrólisis, proceso que requiere 15kg de agua para producir 1kg de hidrógeno, el cual solo puede considerarse hidrógeno verde si el proceso utiliza fuentes de energías renovables, indicó Pedroza durante la conferencia internacional de Aladyr en Santiago de Chile.

“Es evidente que la producción de hidrógeno verde no será sostenible sin tener una fuente de agua que no sea renovable también. Puedo sacar agua para generar energía, pero eso sería un problema para la población que necesita esa agua. Entonces, para que esto sea sostenible, se requiere una fuente [hídrica] alternativa”, indicó.

Destacó además que la desalinización y la reutilización de aguas residuales tendrán un papel clave en el abastecimiento de esta agua. El reúso también podría servir como una nueva fuente de generación de H2G frente a la vía del biometano.

Este proceso implicaría capturar el gas derivado de aguas residuales y luego dividir la molécula de metano (CH4) en dióxido de carbono (CO2) e hidrógeno (H2).

Sin embargo, Pedroza alertó que esto sería menos eficiente que la electrólisis tradicional, ya que se necesitarían 35kg de agua para producir 1kg de hidrógeno.

Si bien resaltó el gran potencial del reúso de aguas residuales para Latinoamérica, este proceso ha sido lento en Chile debido a la falta de regulación y disputas sobre quién tiene los derechos de uso del agua tratada.

A modo de comparación, señaló el ejemplo de Brasil, donde el agua es un bien público y, por lo tanto, nadie tiene derechos de propiedad, pero si una empresa industrial quiere reutilizar aguas residuales, puede obtener la autorización para hacerlo.

La propuesta constitucional que los chilenos rechazaron en septiembre habría reemplazado los derechos de uso de agua por autorizaciones, eliminando los derechos de propiedad.

Independientemente de las diferencias legales en el uso del agua, Pedroza dijo que, a la larga, Latinoamérica tendrá que dar con un marco jurídico para la reutilización de aguas residuales a medida que aumenta la presión sobre la disponibilidad del agua.