Inquietud en mercado petrolero por menor producción venezolana en 7 décadas

La producción de crudo de Venezuela cayó en febrero a su punto más bajo en 68 años en medio de temores de que el colapso económico del país pueda sacudir próximamente a los mercados internacionales.

Las cifras publicadas el miércoles por la agrupación de países exportadores OPEP muestran que la producción venezolana se desplomó en 183.000b/d en febrero para situarse en 1.586 millones de barriles diarios (Mb/d), según comunicaciones directas.

La nación sudamericana, que cuenta con las mayores reservas probadas de petróleo en el mundo, ha sufrido desde 2015 una merma de más de 1Mb/d en volumen de extracción. El promedio de 2,072b/d que reportó en 2017 es su cifra anual más baja en casi tres décadas.

La producción de febrero fue incluso menor, de acuerdo con fuentes secundarias de la OPEP, y habría bordeado los 1.548Mb/d.

Desde 1950 que Venezuela no extrae volúmenes tan bajos, de acuerdo con Francisco Monaldi, analista de política energética latinoamericana del Baker Institute, quien advirtió de posibles repercusiones tanto a nivel local como mundial.

Esta caída "tendrá implicaciones importantes para los mercados internacionales del crudo y para la geopolítica mundial, dado el papel cada vez más decisivo que Rusia y China podrían desempeñar en el sector energético venezolano", advirtió Monaldi en un nuevo informe publicado por Atlantic Council.

Añade que "un mayor descenso de la producción en Venezuela eliminaría el excedente mundial más rápido de lo esperado y ejercería presiones al alza sobre los precios del petróleo. A la postre, aquello probablemente conduciría a una mayor producción de otros países de la OPEP con capacidad adicional, y de Estados Unidos. Sin embargo, los descuentos sobre los precios del crudo pesado se reducirían, ya que habría escasez de este tipo de petróleo".

Monaldi indicó que la menor producción de crudo probablemente profundizaría la depresión económica y la crisis humanitaria del país sudamericano, pese a que los precios continúen repuntando.

El sector energético de Venezuela se ha visto ahogado por la corrupción endémica, las inversiones insuficientes, el retraso en los pagos y el éxodo de trabajadores calificados.

El presidente Nicolás Maduro (en la foto) culpa por el declive a "actos de sabotaje" de opositores políticos y a las sanciones estadounidenses, que han restringido el financiamiento de la petrolera estatal PDVSA.

El efecto combinado de la caída de la producción de hidrocarburos y la menor cotización internacional del crudo redujo drásticamente la principal fuente de ingresos del gobierno y lo dejó incapacitado de pagar su deuda, que bordea los US$150.000mn, según el Instituto de Finanzas Internacionales.

Alrededor de un tercio de esa deuda corresponde a PDVSA, puesta por S&P Global Ratings en incumplimiento selectivo en noviembre tras incumplir pagos de intereses.

Desterrado de los mercados financieros por las sanciones, el gobierno se ha visto obligado a imprimir más dinero, con lo que ha generado hiperinflación y agravado la escasez de alimentos básicos y medicamentos.

Monaldi espera que la producción petrolera siga cayendo en los próximos meses, mientras Venezuela se prepara para elecciones presidenciales ampliamente rechazadas por la comunidad internacional.

"Las perspectivas de Venezuela para la producción de petróleo en 2018 son sombrías", aseguró. "PDVSA seguirá enfrentando severos problemas de flujo de caja incluso en el mejor escenario de precios. Es probable que la producción disminuya en 250.000-350.000b/d hacia diciembre, y aún más en el caso de incumplimiento total o de imposición de nuevas sanciones".