La gran tendencia del hidrógeno verde en América Latina

Los proyectos de hidrógeno verde en América Latina están dirigidos principalmente a los mercados de exportación y el amoníaco verde, uno de sus derivados, es el que parpadea con mayor intensidad en el radar de los inversionistas.

Esta es una de las conclusiones de un webinar organizado por el Consejo Mundial de Energía que coincide con la publicación de un documento de trabajo titulado Regional Insights on Low-Carbon Hydrogen Scale-Up.

Max Correa, exfuncionario del Ministerio de Energía de Chile y hoy director para América Latina de la gestora de fondos Copenhagen Infrastructure Partners (CIP), señaló que en la región el interés en estimular la demanda local o las aplicaciones es limitado.

“Más bien, lo que está creciendo muy rápidamente son los proyectos de gran escala, o al menos los anuncios de gran escala. He visto movimiento no solo en Chile sino también en Argentina, Brasil, Colombia, Uruguay e incluso en países como Bolivia: he oído hablar de proyectos allí”, dijo Correa. “Mucho movimiento en América Latina. Básicamente, todos dirigidos a proyectos de gran escala para exportar a centros de demanda: Asia, Europa y EE.UU., eventualmente”.

Chile, Brasil y Uruguay están posicionados para convertirse en los primeros exportadores de Latinoamérica, seguidos por Colombia en el mediano y Perú en el largo plazo, según el documento de trabajo.

El amoníaco verde, producto derivado que es más fácil de transportar que el hidrógeno y puede usarse en los sectores de fertilizantes, combustible de embarcaciones y generación de energía, entre otros, es el "medio de transporte preferido". La producción mundial de amoníaco ronda los 200 millones de toneladas (Mt) anuales. Los proyectos que ya se han comprometido suman alrededor de 10Mt de amoníaco verde para 2030 y la cartera completa de proyectos alcanza los 50Mt, dijo recientemente a BNamericas Dolf Gielen, director del centro de innovación y tecnología de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena).

Mientras tanto, las empresas ya han comenzado a comprometer recursos financieros para proyectos en la región y, según se mencionó en el webcast, el principal desafío a nivel mundial para poner las ruedas en marcha es enviar las señales correctas al mercado del lado de la demanda a través de los marcos regulatorios y la definición de objetivos.

En Chile, uno de los países pioneros, los proyectos dirigidos a la exportación incluyen a HNH, iniciativa de amoníaco verde valorada en US$3.000 millones y planificada para la región de Magallanes. El país —que está trabajando en una ley para tratar el hidrógeno como combustible y enviar así una clara señal al mercado— también tiene proyectos de hidrógeno verde orientados al sector minero y comenzó a construir una planta piloto de combustible sintético.

En Brasil, varios estados, principalmente del noreste, están trabajando para convertirse en polos de hidrógeno verde. Los actores de la industria que pretenden exportar desde Brasil incluyen a la empresa australiana Fortescue Future Industries (FFI), que también tiene en la mira a la vecina Argentina.

Entre los proyectos más grandes de América Latina se puede mencionar la planta de hidrógeno verde Pampas, proyecto de US$8.400 millones planificado por FFI para la provincia argentina de Río Negro. Si bien el proyecto aún se encuentra en las primeras fases de planificación, el objetivo es comenzar las exportaciones a partir de 2027, según el gobierno provincial. Los legisladores provinciales han aprobado proyectos de ley asociados como preparación.

“Hay muchos actores dispuestos, desde un principio, a crear proyectos para exportación, obtener terrenos con abundantes recursos renovables, cerca de un puerto y con acceso a agua para electrólisis”, indicó Correa. “Y debido a que el recurso es tan bueno y el factor de capacidad tan alto, piensan —tal como mi empresa CIP— en producir amoníaco verde a un precio muy competitivo. Ya estamos hablando con comercializadoras y posibles compradores para crear proyectos de hidrógeno 100% fuera de la red”.

Tanto Argentina como Brasil tienen gran demanda de fertilizantes para cultivos, lo que podría ayudar a estimular la demanda local.

La región parpadea muy intensamente en el radar de los gestores de proyectos de hidrógeno verde, principalmente por la abundancia de recursos de energía renovable y la disponibilidad de terrenos. Los productores necesitarán grandes cantidades de electricidad a bajo precio para obtener utilidades.

Los obstáculos presentes en el camino del hidrógeno verde en América Latina incluyen brechas de infraestructura y falta de personal calificado, señaló Correa, que agrega que el impacto ambiental de los proyectos de hidrógeno a gran escala se debe abordar con cautela.

RESILIENCIA DE LA CADENA DE SUMINISTRO

Europa, debido a sus limitaciones de producción, se considera un importante comprador futuro del hidrógeno verde latinoamericano y de otras regiones.

El hidrógeno podría representar entre un 10% y 15% de la matriz energética europea para 2050, señala Béatrice Buffon, vicepresidenta ejecutiva sénior de la división internacional de la energética francesa EDF y vicepresidenta para Europa en el Consejo Mundial de Energía. Cada año se necesitaría importar alrededor de 30Mt de hidrógeno, casi la mitad del volumen total. La inversión requerida asociada ascendería a US$1 billón, la mitad para producción y la otra mitad para infraestructura logística. "Significa una gran inversión", señaló Buffon.

La ejecutiva agregó que era necesario prestar más atención a la resiliencia de la cadena de suministro global de hidrógeno y tecnologías de hidrógeno “para que no dependamos de una [área geográfica] en específico, para evitar cualquier dependencia como vemos hoy con el gas que proviene de Rusia, obviamente”.

La crisis climática, junto con las consecuencias energéticas de la invasión rusa en Ucrania, ha llevado a los gobiernos occidentales a centrarse más en el potencial del hidrógeno verde y sus derivados como sustitutos de los combustibles fósiles.

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