Lo bueno, lo malo y lo feo del panorama colombiano de hidrocarburos

El otrora próspero sector de petróleo y gas de Colombia atraviesa una de las peores crisis de los últimos tiempos.

Desde que asumió en agosto de 2022, el presidente Gustavo Petro ha cumplido su promesa de detener nuevas rondas de licencias de exploración y aumentar los impuestos a los productores, entre otras medidas diseñadas para alejar al país de los combustibles fósiles.

Según la cámara de bienes y servicios petroleros Campetrol, el número de equipos de perforación activos en Colombia descendió a 108 en agosto, frente a los 128 del año anterior. 

Los vientos políticos en contra no son el único obstáculo, ya que los operadores están sintiendo el impacto de la oposición socioambiental y el incremento de los niveles de violencia.

En la Encuesta Petróleo y Gas 2024 de BNamericas, publicada en septiembre, Colombia fue el país que más cayó en la lista de los mejores mercados latinoamericanos para la inversión en exploración y producción.

Además de los bloqueos y atentados terroristas que afligen al segmento terrestre, los planes marítimos del país también son foco de tensión social.

El mes pasado, un juez distrital ordenó la suspensión de la actividad de perforación en el pozo Sirius 2 (anteriormente Uchuva 2) en el bloque de aguas profundas Gua-Off-0, en espera de una serie de requisitos, incluida la finalización de un proceso de consulta previa con las comunidades.

La orden se levantó la semana pasada; sin embargo, la amplitud y los impactos más amplios de los requisitos siguen sin estar claros.

Además, el malestar en las áreas upstream está afectando la economía de Colombia.

Según Campetrol, la inversión extranjera directa en petróleo y gas totalizó US$1.240 millones del 1 de enero al 30 de junio, cifra inferior a los US$1.780 millones del mismo período del año pasado.

En medio de este panorama sombrío, ha habido un paréntesis de noticias positivas. La semana pasada, la estatal Ecopetrol declaró que una nueva prospección en aguas profundas frente a las costas caribeñas de Colombia podría satisfacer hasta el 80% de la demanda de gas natural del país.

El área, denominada Papayuela, también forma parte de Gua-Off-0, en la que la estatal brasileña Petrobras tiene una participación operativa junto con su par colombiana Ecopetrol.

La firma con sede en Bogotá también anunció un plan de inversión de US$1.000 millones destinado a reponer las menguantes reservas de petróleo y gas.

Ecopetrol señaló que los fondos se desembolsarán durante tres años para impulsar la actividad de exploración y producción en tierra e incorporar alrededor de 6 billones de pies cúbicos de reservas de gas costa afuera en el mar Caribe.

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