NUEVO INFORME: Privatizaciones en el sector energético brasileño

El sector energético de Brasil está pasando por años de transformación. Después de experimentar una crisis aguda propiciada por su elevada dependencia de las estatales Petrobras y Eletrobras —ambas maniatadas por una reducida capacidad de inversión en los últimos años—, hoy debe abrirse a los inversionistas privados.

El consenso de la ciudadanía sobre la necesidad de reducir la participación del Estado en el sector creció después de la investigación de corrupción Lava Jato y de que los problemas de gestión sumieran a ambas compañías en una grave crisis financiera. A pesar de los problemas del contexto global para atraer a los inversionistas, las privatizaciones son consideradas importantes para aumentar la eficiencia del Estado brasileño.

“Estos son procesos largos que incorporan muchas cuestiones políticas. La transparencia y la buena comunicación son importantes, además de contar con un equipo técnico que evalúe cómo lograr que las ventas aporten el máximo beneficio a la población", señala Luciana Nazar, presidenta ejecutiva de la consultora Fineggi.

Entre 2015 y 2019, Brasil generó inversiones históricamente bajas en actividades de exploración y producción de hidrocarburos a raíz de la crisis financiera de Petrobras y la ausencia de licitaciones petroleras entre 2008 y 2013, que impidió que otros operadores expandieran sus carteras en Brasil. Los proveedores se vieron afectados y el desempleo del sector aumentó. El escenario elevó el apoyo público a medidas para ofrecer mayor atractivo a la inversión privada con el fin de diversificar los actores en el sector petrolero. Desde entonces, varias modificaciones reglamentarias —como la reducción en los requisitos de contenido local, el establecimiento de un sistema de oferta permanente y anuncios detallados de cronogramas licitatorios— han facilitado la llegada de empresas privadas al segmento de petróleo y gas local.

Después de la elección de Jair Bolsonaro, abanderado de la derecha brasileña, en 2019, el país aceleró los esfuerzos para atraer inversionistas. Las discusiones iniciadas en 2017 para eliminar el control estatal sobre Eletrobras continuaron, e incluso se planteó la privatización de Petrobras, tema considerado tabú cuando la empresa fue creada en la década de 1950 en medio de la campaña nacionalista "El petróleo es nuestro".

Aunque es poco probable que se materialice una privatización total, Petrobras está llevando a cabo una serie de enajenaciones de activos que podrían dar mayor dinamismo al mercado energético. Además, también se han sostenido discusiones preliminares para una posible privatización de otra petrolera estatal, PPSA, encargada de administrar los contratos de producción compartida.

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