Punto de inflexión para el gas en A. Latina: asfixia, elefantes y frutos al alcance de la mano

De todos los temas discutidos el lunes durante el webinar El Gas Natural en la Transición hacia Economías Bajas en Carbono, evento organizado en conjunto por Arpel, Olade e IGU, hubo uno que fue el más destacado: América Latina necesita producir más gas, y rápido.

La razón no se relaciona con las expectativas de una próxima muerte de los combustibles fósiles y, con ello, la necesidad de monetizar los recursos antes de que la demanda se evapore, sino que radica en que la transición a las bajas emisiones corre el riesgo de estancarse sin un aumento significativo de las inversiones en gas natural. La región podría incluso sufrir un catastrófico desabastecimiento energético.

"La región necesita invertir más en gas natural para desarrollar el gas para energía eléctrica y también para el transporte y la industria", manifestó Andrea Stegher, vicepresidente y coordinador regional europeo de International Gas Union (IGU).

Agregó que el gas sigue siendo vital para la producción de fertilizantes y permite garantizar la seguridad alimentaria.

"Necesitamos actuar de inmediato para garantizar que el tiempo para llevarlo al mercado no sea demasiado largo. Necesitamos inversiones mañana y en diez años. No podemos darnos el lujo de quedarnos cortos porque, si lo hacemos, no cubriremos las necesidades de los países y sus poblaciones".

Los panelistas coincidieron en que la región tiene un gran número de áreas terrestres y marinas con recursos de gas natural de clase mundial. Estas son la formación Vaca Muerta en Argentina, la región marina del Caribe, los bloques presalinos brasileños y los vastos descubrimientos no desarrollados en Venezuela.

“Tenemos grandes reservas que aún no se han desarrollado, particularmente en Venezuela, que es el elefante en la sala”, indicó Carlos Garibaldi, secretario ejecutivo de la asociación regional de hidrocarburos Arpel.

Según Garibaldi, existe una idea errónea de que las empresas petroleras y gasíferas son enemigas de los objetivos de cero emisiones netas. De hecho, muchos productores están desempeñando papeles protagónicos en el desarrollo de proyectos de energía renovable, geotermia, captura de carbono, explotación de litio e hidrógeno.

“Somos parte de la solución, no solo porque producimos gas, sino por nuestra capacidad de encontrar soluciones e implementar nuevas tecnologías”, precisó.

Garibaldi calificó los esfuerzos por mejorar la eficiencia operativa, reducir las emisiones de carbono y adoptar las tecnologías digitales como "frutos al alcance de la mano" en el sector.

“Hemos demostrado nuestra capacidad de innovar y adaptarnos en el tiempo”, aseguró. "Debemos hacer eso para satisfacer la demanda de una manera más limpia y sostenible. Cuando no haya lluvia, sol o viento, el gas natural seguirá estando allí".

Un desafío importante es la falta de financiamiento, ya que un número creciente de entidades e inversores institucionales están sacando a los combustibles fósiles de su cartera. Los participantes del sector y los encargados de políticas deben actuar ahora para garantizar que la tendencia no sea una sentencia de muerte para los productores de hidrocarburos, advierte Garibaldi.

“El acceso al crédito depende de sistemas financieros y regulatorios sólidos que estén alineados con políticas transparentes y estables, ante todo”, planteó.

“Los intentos por asfixiar el capital que va a la industria de petróleo y el gas para acelerar la transición a las energías renovables son contraproducentes. Tiene que haber pragmatismo o nos pegaremos un tiro en el pie. El gas es rápido y efectivo. No tenerlo obligaría a los países a adquirir costosas importaciones en el mercado spot o, peor aún, a recurrir al carbón".