Radiografía al proyecto argentino de gasoducto de US$3.500mn

El megaproyecto argentino Gasoducto Néstor Kirchner dio un nuevo paso a su materialización.

El presidente Alberto Fernández ordenó a la energética estatal Ieasa que avanzara rápidamente con la licitación prevista para las obras de la primera fase.

El secretario nacional de Energía, Darío Martínez, declaró a la emisora AM550-La Primera que el gobierno quería dar inicio el proceso licitatorio antes de fin de año y poner en servicio el ducto para el invierno de 2023.

Las autoridades están analizando si realizarán una licitación nacional o internacional, según información a la que accedió BNamericas.

El proyectado gasoducto ayudaría principalmente a aliviar el cuello de botella de despacho durante el invierno en la formación de esquisto Vaca Muerta, donde la infraestructura troncal existente se acerca a su máxima capacidad cuando las empresas incrementan su producción. Esto permitiría una mayor producción y, a su vez, ayudaría al país a sustituir las costosas importaciones del combustible durante el invierno y a impulsar las exportaciones generadoras de dólares.

La administración del expresidente Mauricio Macri intentó adelantar en 2019 el proceso licitatorio de la primera fase, pero sus planes se detuvieron en medio de contratiempos macroeconómicos que aún persisten. Fernández había descartado el proyecto a principios de 2021 y planteó que se buscarían alternativas.

“Se trata de una obra faraónica y estratégica para nuestro país, mediante la cual se podrá abastecer al mercado interno, reemplazando el GNL importado, ganando en autoabastecimiento y soberanía energética, aportando beneficios para la balanza comercial y mejorando el sistema de subsidios”, señaló Oetec, centro de estudios especializado en energía, tecnología e infraestructura, en un comunicado dirigido a BNamericas por correo electrónico.

“Todo ello, además, abaratando los costos del abastecimiento local de gas y permitiendo generar exportaciones a los vecinos países de Chile y Brasil”, agrega.

El gobierno, mediante un decreto, anunció que aumentaría los fondos presupuestarios para las obras de la primera etapa en alrededor de US$400 millones. Ya se habían asignado cerca de US$180 millones.

OBRAS DE LA PRIMERA FASE

La primera etapa comprende las obras de construcción de un ducto entre Tratayén, en la provincia de Neuquén, y Salliqueló, en la provincia de Buenos Aires (558km). Se incluyen proyectos auxiliares, entre ellos la construcción del ducto Mercedes-Cardales (73km) en la provincia de Buenos Aires. Esto uniría los sistemas de gas del norte y sur de Argentina.

También se prevén obras de reversión de flujo en las fases I y II del Gasoducto Norte y trabajos de expansión en otros ductos. La reversión de flujo permitiría el transporte de gas de sur a norte.

OBRAS DE LA SEGUNDA FASE

La segunda etapa incluiría el tendido del gasoducto entre Salliqueló y San Jerónimo, en la provincia de Santa Fé (484km), además de trabajos de reversión de flujo en el Gasoducto Norte y trabajos de conexión y compresión, incluido el sistema GNEA, que está parcialmente terminado.

CIFRAS GENERALES

La primera fase incrementaría la capacidad a 24 millones de metros cúbicos (Mm3/d). La capacidad total de transporte, tomando en cuenta ambas fases, aumentaría en unos 44Mm3/d.

Ambas etapas y los proyectos auxiliares demandarán una inversión de US$3.470 millones, según una presentación de la Secretaría de Energía. El ducto principal requerirá US$965 millones para la primera fase y US$1.580 millones para la segunda.

El mayor proyecto auxiliar es la ampliación del ducto Centro Oeste, que tiene un precio de referencia de US$160 millones.

SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES BOLIVIANAS

Oetec indicó que el proyecto “abastecerá progresivamente con gas de origen autóctono las demandas del norte del país, que ahora se abastecen con gas proveniente de Bolivia”.

“En este sentido, se aprovechará la estructura gasífera de las transportistas TGS y TGN y se potenciará la neurálgica obra del GNEA, permitiendo también abastecer las regiones del litoral y el noreste”.

La producción de Bolivia, que actualmente tiene un papel fundamental en la cobertura de la demanda argentina en la zona norte, está tendiendo a disminuir.

El proyecto general, según Oetec, "no solo será importante para el norte; también lo será para el centro de la Argentina".

Agregó: “Dotará, en este sentido, de mayor confiabilidad y seguridad al suministro de las demandas actuales que pertenecen al Gran Buenos Aires. Y también estará implicada la zona sur de nuestro país, ya que se utilizarán los enormes caudales de gas provenientes de los yacimientos de las cuencas Neuquina, Golfo San Jorge y Austral”.

Las administraciones anteriores de centroderecha habían pasado por alto el norte, agregó Oetec.

EL SISTEMA ACTUAL

Argentina tiene 5 gasoductos principales para transporte nacional y 10 gasoductos de exportación que la conectan con Chile, Brasil y Uruguay.

Los principales a nivel nacional son Gasoducto Norte y Gasoducto Centro Oeste, que pertenecen a TGN; y Gasoducto San Martín, Gasoducto Neuba I y Gasoducto Neuba II, operados por TGS, señala un informe del centro de investigación británico Oxford Institute for Energy Studies.

La capacidad total del sistema interno de gasoductos es de alrededor de 149Mm3/d, añade el estudio. La producción nacional de gas promedió 133Mm3/d en septiembre.

Según el regulador estatal del sector, Enargás, las importaciones argentinas se dispararon este año a 53,4Mm3/d el 18 de julio. Las importaciones bolivianas llegaron a 18,2Mm3/d, la terminal de importación de GNL en Bahía Blanca recibió 15,6Mm3/d y la terminal de importación de GNL en Escobar, 19,6Mm3/d.

Las importaciones de gas promediaron 23,5Mm3/d el año pasado, frente a los 18,7Mm3/d de 2019.

En cuando a ductos internacionales, los siete que se conectan con Chile cuentan con una capacidad combinada de 13.200Mm3 anuales (36,2Mm3/d). Los dos que se conectan con Uruguay pueden transportar 2.200Mm3 anuales y el que se conecta con Brasil, 1.000Mm3 anuales.

Exportar durante todo el año a Brasil y Chile con base firme requeriría una mayor producción durante el invierno, además de recuperar la confianza, después de que Argentina le cerrara la llave a Chile a mediados de la década de 2000 cuando su abastecimiento propio se hizo insuficiente.