Hidrógeno verde en Chile: las señales son auspiciosas para la región

Si el entusiasmo de los inversores por sí solo pudiera determinar el futuro de la energía del hidrógeno, las últimas dos décadas habrían visto la adopción generalizada de tecnologías de energía de hidrógeno sin carbono. Sin embargo, muchos de los desafíos tecnológicos y financieros que paralizaron los primeros esfuerzos del hidrógeno están ahora generando enfoques innovadores para lograr una nueva economía energética.

Desde políticas e incentivos gubernamentales hasta avances en tecnología e infraestructura, permitir una transición energética hacia un hidrógeno asequible es un pilar fundamental para avanzar en los esfuerzos globales de descarbonización. Estos avances del último año han aumentado las expectativas y acelerado la acción para lograr emisiones netas cero. El caso de Chile es precisamente un ejemplo en el mundo.

Al cierre de la CEM12, parte de la Cumbre de Energías Limpias, el biministro de Energía y Minería, Juan Carlos Jobet, anunció que Chile, junto con Australia, Reino Unido y Unión Europa, liderarán una nueva misión de hidrógeno limpio para aumentar la competitividad de los costos de este combustible limpio para construir una economía global. Y no solo eso, sino que se desplegarán “valles de hidrógeno verde a gran escala” en las regiones de Antofagasta y Magallanes en conjunto con empresas privadas. Excelentes noticias para Chile, que comienza a erigirse como un líder mundial en energías limpias y un ejemplo para América Latina.

El reciente reporte “Hidrógeno 2021: El camino hacia el net zero se hace más claro” de Black & Veatch indica que las inversiones en infraestructura de hidrógeno verde esperadas para 2025 alcanzarán varios miles de millones de dólares, incluyendo inversiones en energía renovable y electrolizadores para la producción de hidrógeno verde; sistemas de almacenamiento, procesamiento y transmisión; activos de generación de energía; vehículos y equipos de capital intensivos en energía y más. Chile se ubicará en un lugar privilegiado de colocación de esa inversión gracias a su potencial eólico y solar.

Chile ya parte de una base sólida gracias a su estrategia nacional de hidrógeno verde lanzada a fines del año pasado, un documento ambicioso y con el cual se equipara en cuanto a expectativas y metas a las estrategias de países que tradicionalmente han llevado la delantera en energías limpias. La esperanza es convertirse en uno de ellos para acelerar un desarrollo económico responsable con el medioambiente y, en eso, está muy bien encaminado.

Como casi siempre ocurre, aunar voluntades, tecnología y marcos normativos será el principal desafío para la adopción del hidrógeno verde. Pero quienes lo hagan obtendrán el premio mayor.

Por Oscar Falcon, vicepresidente sénior y director ejecutivo de electricidad de Black & Veatch para Latinoamérica

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