Activos chilenos, argentinos en el centro de posible acuerdo Rio Tinto-Glencore

Esta es una traducción automática del artículo originalmente escrito en inglés.

Rio Tinto parece implacable en su objetivo de expandirse y liderar el mercado global de materiales básicos esenciales para la transición energética, con Argentina y Chile como focos estratégicos, mientras Glencore emerge como un potencial aliado clave.

Se rumorea que ambos gigantes están en negociaciones de fusión, aunque ni Rio Tinto ni Glencore han hecho comentarios al respecto. Sin embargo, varios analistas esperan con ansias lo que podría convertirse en uno de los acuerdos más importantes en la industria minera.

Mientras que Rio Tinto posee una participación del 30% en la mina de cobre Escondida, en el norte de Chile, Glencore posee una participación del 44% en la operación de cobre Collahuasi, a solo 200 km de distancia. Se trata de dos de los depósitos de cobre más grandes del mundo. Además, ambas empresas tienen prometedores activos de litio en la vecina Argentina.

Además, son gigantes corporativos. La capitalización de mercado de Rio Tinto es de aproximadamente US$100.000 millones, mientras que la de Glencore ronda los US$57.000 millones, según datos del sistema financiero.

Los activos en expansión de Rio Tinto

En la provincia de Salta, al noroeste de Argentina, Rio Tinto está desarrollando su proyecto Rincón, que recientemente produjo su primer litio. La empresa planea invertir US$2.500 millones para ampliar su capacidad de producción a 60.000t/a de carbonato de litio para baterías.

Además, con la adquisición de la australiana Arcadium Lithium por US$6.700 millones, la multinacional británico-australiana está en camino de convertirse en un actor importante en el sector del litio. La adquisición le otorga una capacidad de producción de 75.000 t/a de carbonato de litio equivalente (LCE), con ampliaciones previstas que duplicarán ese volumen para fines de 2028.

Las operaciones argentinas que Rio Tinto adquirirá a través de este acuerdo, pendientes de las aprobaciones regulatorias que se estima se obtendrán a mediados de 2025, incluyen la planta Fenix (con una expansión en trámite), la planta de cloruro de litio de Güemes y Olaroz.

Entre los proyectos en construcción o en proceso de obtención de la aprobación ambiental se encuentran Sal de Vida y Cauchari. Además, Rio Tinto tiene participación en la mina chilena Escondida y en el proyecto cuprífero Granja en Perú.

Rio Tinto también está ampliando su alcance a través de su empresa de tecnología de lixiviación en pilas de cobre, Nuton. En el cuarto trimestre del año pasado, Nuton firmó un acuerdo de opción para una empresa conjunta con la empresa canadiense Aldebaran Resources para el proyecto de cobre y oro Altar. Nuton también aumentó su participación en la iniciativa Los Azules de McEwen al 17,2%, como se confirmó en el informe de resultados del cuarto trimestre de la empresa.

Tanto Altar como Los Azules están ubicados en la provincia de San Juan, Argentina.

Glencore, no muy lejos

La minera con sede en Suiza participa activamente en la expansión de la mina Collahuasi en la región chilena de Tarapacá. Collahuasi es un activo que comparte con Anglo American y socios japoneses. En 2015, Rio Tinto habría hecho una oferta para entrar en el negocio, pero la propuesta fue rechazada.

Además, Glencore posee la totalidad de los prometedores proyectos cupríferos Pachón y Mara en Argentina. Junto con Collahuasi, estos proyectos son fundamentales para el objetivo de Glencore de aumentar su producción total de cobre en 1 millón de toneladas anuales.

Se proyecta que Mara, ubicada en la provincia de Catamarca, producirá 278.000t/a de cobre durante 28 años, mientras que El Pachón, en la provincia de San Juan, aspira a una producción de 350.000t/a durante 25 años.

Una combinación transformadora

Una fusión entre Rio Tinto y Glencore no sólo perturbaría el mercado minero mundial sino que también podría ser un rival para la empresa estatal chilena Codelco, el actual líder mundial en la producción de cobre.

Esta posible combinación de recursos y experiencia transformaría significativamente el panorama del mercado de materiales de transición energética.