Crisis de Haití corre el riesgo de extenderse al Caribe

Haití está sumido en una profunda crisis y vive una situación de caos: bandas fuertemente armadas atacan instituciones públicas, estaciones policiales y hospitales, y bloquean carreteras, lo que provoca escasez de alimentos y otros productos básicos.

El aumento de la violencia comenzó el 29 de febrero, cuando pandillas iniciaron una seguidilla de ataques en la capital, Puerto Príncipe, incluido el asalto a dos cárceles, lo que permitió que unos 3.500 reclusos peligrosos escaparan.

La situación actual también podría tener graves implicaciones para los vecinos de Haití, así como ramificaciones para la región del Caribe en su conjunto.

Los ataques estallaron mientras el primer ministro, Ariel Henry, se encontraba en Kenia negociando un acuerdo para establecer una misión de apoyo policial bajo el amparo de la ONU. Sin embargo, las bandas han dejado claro que se oponen a este plan, y Jimmy "Barbecue" Cherizier, líder de la alianza de bandas G9, advirtió de que Haití se encamina hacia una guerra civil si Henry no dimite.

Desde entonces, Henry no ha podido regresar al país, y apareció en Puerto Rico la semana pasada después de que República Dominicana le negara la entrada. En febrero, también se comprometió a celebrar elecciones a más tardar en agosto de 2025, fecha que la mayoría de los haitianos considera demasiado lejana.

Diplomáticos de la UE han abandonado el país y ahora trabajan desde República Dominicana debido al caos, que también ha llevado a EE.UU. a enviar personal de seguridad para proteger su embajada.

Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el conflicto ha provocado el desplazamiento interno de 362.000 personas. Un gran número de haitianos también ha optado por abandonar el país, lo que podría ejercer presión sobre las naciones que carecen de la capacidad de recibir cantidades significativas de inmigrantes, dijo el analista político dominicano Melvyn Pérez.

"Si la situación empeora y una cantidad notable de migrantes cruzan a República Dominicana, aquí se pueden absorber porque somos relativamente grandes en este contexto. Pero países como Islas Turcos y Caicos, Bahamas y Jamaica no tienen suficiente territorio ni población, es lo que está mucho más cerca de Haití vía mar", señaló a BNamericas.

Otra preocupación para los países vecinos es que el problema de las bandas pueda generar una violencia similar dentro de sus fronteras en caso de que continúe la diáspora, “ya que existe la probabilidad de que pandilleros también estén involucrados y podría representar una amenaza seria para esos países”, añadió Pérez, aunque admitió que se trata de un escenario improbable.

"Sin embargo, ese es el temor de la gente común y los políticos reaccionan a ello", advirtió.

Algunos de los que podrían estar beneficiándose del continuo caos en Haití podrían ser destacados hombres de negocios, entre ellos Gilbert Bigio, fundador del conglomerado GB Group y único multimillonario del país, que ha sido acusado de financiar pandillas.

Anteriormente, las bandas operaban como ejércitos privados al servicio de las élites de Haití, generalmente dentro del contexto político, pero como no se han celebrado elecciones desde 2016, las pandillas han tratado de generar ingresos en otros lugares, en gran medida a través de secuestros y extorsiones, que se han convertido en algo común.

Bigio fue sancionado en diciembre de 2022 por el Gobierno canadiense, que congeló sus activos, así como los del CEO de Deka Group, Reynold Deeb, y el empresario haitiano de seguros Sherif Abdallah.

Además de los riesgos que supone para los países vecinos y la región el hecho de que la gente huya de Haití, Pérez destacó una tercera amenaza, ya que el desorden podría facilitar el ascenso de una figura totalitaria como Guy Philippe, antiguo líder de un levantamiento de 2004 que ha declarado que quiere ser presidente.

“La mano dura puede llevar orden, pero ese orden basado en el miedo no es sostenible a largo plazo. Preferiría que el orden venga de la institucionalidad y el consenso democrático, algo imposible en el Haití de hoy, donde no existen votantes legitimados en procesos democráticos”, declaró Pérez.

Philippe está de regreso en Haití después de cumplir una condena de seis años de cárcel en Estados Unidos por lavar dinero del narcotráfico. Fue deportado en noviembre.

El caudillo ha afirmado no tiene vínculos significativos con las bandas y que no está implicado en la violencia. Sin embargo, afirmó que ofrecería una amnistía a los líderes de las pandillas si llegara al poder, informó la BBC.