Extitular de Banco Central de Chile observa "espacio para nuevo impulso fiscal"

Un extitular del Banco Central de Chile pronosticó —en una conferencia sobre los impactos del estallido social del país— una desaceleración en el ritmo del crecimiento y la inversión.

La perspectiva de Rodrigo Vergara (en la foto), hoy investigador sénior del centro de estudios de políticas CEP, sigue un pronóstico similar realizado recientemente por uno de los mayores bancos del país, Banco de Chile.

"Ciertamente tendremos una disminución del crecimiento y de las inversiones en los próximos años", dijo Vergara durante un seminario sobre los impactos de la crisis social de Chile, organizado el martes por la firma de servicios profesionales Deloitte.

Agregó que el gobierno podría sumergirse en las arcas estatales. Mientras tanto, para ayudar a estimular la actividad económica, el Banco Central recortó ya su tasa de interés de referencia tres veces este año, reduciéndola hasta 1,75%. Se pronostica una mayor flexibilización antes de finales de diciembre.

"Dada la situación, hay espacio para hacer un nuevo impulso fiscal", señaló Vergara, cuyos comentarios, tuiteados por Deloitte, se produjeron cuando el dólar alcanzó un récord frente al peso. En medio de la volatilidad cambiaria, el Banco Central emitió un comunicado en el que señaló que contaba con varias herramientas para hacer frente a situaciones anómalas.

En entrevista con el medio local Diario Financiero sobre las perspectivas generales de inversión para Chile, Jaime Vargas, socio principal del centro de negocios latinoamericano de la firma de servicios profesionales EY en Europa, dijo: "Lo que está ocurriendo es, sin lugar a dudas, preocupante. Pero no creo que los inversionistas vayan a modificar, de un momento a otro y luego de tantos años de estabilidad, su percepción del país".

"Es posible que si alguien estaba mirando una oportunidad de inversión en este momento, decida hacer una pausa y esperar a ver cómo se desenvuelven los hechos; pero pienso que no sería acertado desechar oportunidades de inversión solamente sobre la base de lo ocurrido", añadió.

Banco de Chile, el cuarto banco más grande del país por activos, recortó su estimación del crecimiento del PIB 2020 de 3,0% a 2,5%, citando vientos en contra tanto externos como internos. La actividad económica está sufriendo por las protestas y la disputa comercial entre Estados Unidos y China.

Después de contraerse 2,7% en 2017, la inversión bruta se recuperó en 2018, creciendo 4,7%. Sin embargo, Banco de Chile prevé que el ritmo se ralentizará a 3,0% este año y 2,5% el próximo.

El gobierno contempla un presupuesto de US$75.000mn para 2020, equivalente a un incremento de 3,8%. El ministro de Hacienda, Ignacio Briones, confirmó los planes de invertir en infraestructura —en particular en proyectos de agua—, aumentar la pensión básica y el aporte previsional solidario en 20%, disminuir los precios del transporte público para las personas mayores más vulnerables y ofrecer medidas de alivio a los universitarios morosos en sus préstamos de educación. El presupuesto original significaba un aumento del gasto de 3,0%

FUSIONES Y ADQUISICIONES

Según una encuesta realizada por Deloitte después del inicio de los disturbios el 18 de octubre, el 52% de los entrevistados cree que el mercado de fusiones y adquisiciones se mantendrá estable el próximo año, por encima del 46% registrado antes de las protestas.

El 25% de los encuestados pronostica un aumento de la actividad de fusiones y adquisiciones, por debajo del 40% observado previamente. Mientras tanto, el 23% cree que la actividad se desacelerará, versus 14% anterior.

La mayor transacción de fusiones y adquisiciones en Chile en septiembre fue la compra de una cuota de 20% en la aerolínea Latam por la empresa estadounidense Delta en US$1.900mn.

Otros acuerdos importantes incluyeron la compra del parque eólico Los Cururos y los activos de transmisión pertenecientes a la eléctrica EPM Chile por AES Gener y la filial Norgener Renovables en US$138mn.

Chile se ha visto sacudido desde el 18 de octubre, cuando manifestaciones pacíficas en Santiago por un aumento en el precio del metro se transformaron en protestas multitudinarias y —a veces— violentas por el costo general de la vida y la desigualdad.