Generación distribuida presenta oportunidades en Latinoamérica en tiempos de crisis

El incipiente segmento de generación distribuida en América Latina ofrece oportunidades resilientes a los reveses económicos.

Países como México y Brasil ya han experimentado un crecimiento explosivo de la tecnología gracias a un marco regulatorio robusto, pero se espera que la tendencia se replique en Chile, Argentina y Perú en los próximos años.

La conclusión principal de un panel organizado por el medio informativo Energía Estratégica fue que el factor más importante para estimular el crecimiento de la generación distribuida no tiene que ver con subsidios ni con protección, sino con un mercado energético en el que los costos comerciales reflejen el costo real de producir y transportar energía sin distorsiones.

Según José Donoso, director ejecutivo de Unef, agrupación española que apoya la energía solar, el éxito de la generación distribuida en España se debe a que el país permite que las tecnologías compitan libremente en precios, sin distorsiones que inclinen la balanza a favor de las fuentes convencionales. España tiene 1GW de capacidad de generación instalada y esperaba sumar otros 600MW este año antes de que comenzara la crisis pandémica.

Una empresa mediana recupera su inversión en generación distribuida en aproximadamente cuatro años, según Donoso, mientras que una escuela o un hospital requieren seis. Este tipo de organizaciones pequeñas y medianas son las más interesadas en esta tecnología, ya que el precio es suficientemente atractivo para dejar en claro los beneficios económicos, agregó.

Dado que la mayoría de los mercados energéticos de América Latina entregan incentivos a la producción convencional, a veces son necesarios otros incentivos proporcionales para que la generación distribuida sea competitiva, plantea Marcelo Álvarez, consultor y expresidente de la Cámara Argentina de Energía Renovable (Cader).

Sin embargo, los reguladores deben tener mucho cuidado para que el sector no pase a depender del apoyo del gobierno, por lo que conviene trazar un camino claro hacia la autosustentabilidad, explicó.

“Si voy hacia incentivo en tarifas y no programo cómo salir, al hacerlo destruyo todo un mercado. Le pasó a Alemania. Cuando fue de un modelo a otro pasó de 7GW a 3GW anuales", indicó Álvarez.

Mientras Perú discute un marco más robusto para abarcar las generadoras que producen para autoconsumo y venden el excedente a las distribuidoras, la normativa de Argentina, establecida el año pasado, ya ha traído consigo la adición de 1MW de capacidad.

Álvarez indicó que el crecimiento podría acelerarse rápidamente, ya que los inversionistas industriales comenzarán a ver los beneficios de un sector respaldado por el gobierno en tiempos de gran incertidumbre económica.

Chile, que tiene un modelo de facturación neta adoptado con algunas modificaciones por Argentina y Perú, tiene 42MW de capacidad instalada. Sin entrar en detalles, el consultor señaló que "hay que solucionar algunos aspectos del marco regulatorio" en el caso de Chile.