Los sectores maduros para una mayor electrificación en Chile

Un eventual proyecto de ley de reforma al sector de distribución de Chile debiera incluir una sección dedicada a electromovilidad, clave en las medidas para reducir emisiones de carbono, estimular la electrificación, aliviar la dependencia de los combustibles fósiles importados y proteger a los ciudadanos de la volatilidad de precios.

Esta es una de las conclusiones de un evento organizado por la cámara de energías renovables y almacenamiento Acera y el estudio jurídico Guerrero Olivos, en el cual también se identificaron oportunidades para impulsar la electrificación de la industria pesada y el sector domiciliario.

En lo que se refiere a buses eléctricos, Chile es líder regional y mundial, pero debe impulsar ahora la penetración en el segmento de vehículos livianos para lograr reducir aún más las emisiones y el consumo de combustibles a nivel nacional.

Las áreas que se deben abordar son la infraestructura de carga y la oferta de vehículos más asequibles, dado que hoy la mayoría tiene precios muy elevados, según los participantes del evento.

Según el Ministerio de Energía, el sector del transporte es responsable del 26% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Chile, que aspira a alcanzar neutralidad en carbono al 2050.

En Chile, la reforma del segmento de distribución se considera ampliamente una prioridad legislativa para incentivar la penetración de activos distribuidos y darle mayor resiliencia a la red, necesidad que quedó en evidencia con los masivos cortes de energía tras la intensa tormenta de viento de este mes.

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En la actualidad, el crecimiento de la demanda eléctrica es relativamente lento en un contexto de oportunidades desaprovechadas para la electrificación: el 22% de la matriz energética corresponde a electricidad, mientras que los combustibles fósiles dan cuenta del 64% y la biomasa, del 14%.

La directora ejecutiva de Acera, Ana Lía Rojas, dijo a BNamericas: “Nos tenemos que preguntar cuáles son los sectores donde evidentemente hay más posibilidades de aumentar la electrificación”.

“Indudablemente, en la teoría, la electrificación de la calefacción y la movilidad por parte de los clientes residenciales y domésticos es una oportunidad, así como también la electrificación de los procesos industriales referidos a la gran minería y a la industria de consumos energéticos altos”.

Es necesario trabajar para acelerar la electrificación y, aquí, un área clave es la implementación de tarifas eléctricas por horario de uso para aprovechar al máximo la abundante producción de energía renovable en Chile, que se dispara durante el día.

Rojas agregó: “Para que esto ocurra, la demanda eléctrica tiene que tener estímulos, tanto desde el punto de vista regulatorio como también de factibilidad técnica. Evidentemente, el más importante es la tarifa eléctrica, una tarifa eléctrica que refleje, por ejemplo, la mayor disponibilidad de generación renovable barata en horas solares. Para eso es necesario tener tarifas horarias o flexibles”.

El fortalecimiento de la red de distribución para apoyar una electrificación masiva y los estándares de servicio necesarios también se considera una pieza del rompecabezas y está vinculado a una futura reforma de la distribución.

Recompensar a los usuarios que cambian su consumo energético —propuesta a BNamericas el año pasado por una plataforma local de comercialización de energía como forma de ayudar a las pymes a gestionar el consumo— también podría aliviar parte del impacto de los recientes aumentos de las cuentas eléctricas vinculados al descongelamiento de tarifas en el segmento regulado.

PERSPECTIVAS DE DEMANDA Y ELECTROMOVILIDAD

En lo que se refiere a producción de energía, el crecimiento de la generación fue de alrededor de 0,6% el año pasado, mientras que el informe de proyecciones 2023-2043 publicado en enero por el coordinador de la red nacional, CEN, estima que la demanda aumentó 2,2% el año pasado a 78,0TWh en un escenario de demanda media.

Hasta 2028, se estima que la demanda —ligada al crecimiento del PIB— debiera crecer en promedio 3,5% anual, impulsada por el inicio de operaciones de proyectos mineros, centros de datos y plantas de desalinización, entre otras iniciativas.

En cuanto a la electromovilidad, se calcula una adición al consumo anual de 10,5TWh para 2043, de los cuales 3,5TWh corresponderán a autobuses eléctricos y 7,0TWh a vehículos eléctricos ligeros.

A partir de 2036, la demanda eléctrica de los vehículos ligeros superará a la de los autobuses.

Los vehículos ligeros que se comercialicen a partir de 2035 deberán ser de cero emisiones.

Como están las cosas, la ley de almacenamiento de energía y electromovilidad del gobierno ofrece una reducción de la patente de circulación y abre la puerta para que los vehículos eléctricos funcionen como activos distribuidos de almacenamiento que extraen e inyectan energía a la red.

Una encuesta realizada en la industria por el fabricante sueco de automóviles Volvo y la consultora chilena Almabrands concluyó que, además de abordar el tema de los precios y las preocupaciones sobre la autonomía, educar a los consumidores es vital, considerando la correlación entre la conciencia y la voluntad de compra.

La adopción de vehículos de cero emisiones o de bajas emisiones se está acelerando en Chile, pero todavía representa solo una mínima fracción de las ventas.

La Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC) informó que en enero-junio se vendieron 7.268 unidades eléctricas, 106% más que en el mismo periodo del año pasado. De ese total, alrededor de 5.000 correspondieron a modelos híbridos o híbridos suaves, y el resto, a unidades eléctricas e híbridas enchufables.

Mientras tanto, las ventas totales de vehículos ligeros y medianos durante el período cayeron 10,5% a 142.486 unidades.