Productor de cobre en Chile mira al océano para mitigar emisiones

Investigadores están explorando en Chile el potencial de los ecosistemas marinos no solo para absorber y secuestrar dióxido de carbono, sino también para crear materia prima sustentable para productos carbononeutrales en la economía local.

En una bahía de la Región de Atacama se está desarrollando un piloto, denominado Carbono Azul, que consiste en cultivar y estudiar un tipo específico de alga que crece rápidamente y que, comparada con otras variantes y con la vegetación terrestre, puede absorber muchas más emisiones de carbono.

Carbono azul, según señala el Banco Mundial, es el término acuñado para el dióxido de carbono almacenado en ecosistemas costeros y marinos del mundo.

Lanzado en octubre de 2023, el piloto es ejecutado por la minera Anglo American —como parte de sus objetivos de carbononeutralidad para 2040—, la entidad público-privada de desarrollo e innovación Fundación Chile, el centro de innovación acuícola AquaPacífico y la Universidad Andrés Bello.

Las algas marinas almacenan carbono y, posteriormente, lo convierten en sedimento oceánico. Este puede utilizarse como materia prima neutral en carbono para la producción de combustibles sostenibles mediante pirólisis u otros métodos, y para la fertilización y remediación del suelo.

Octavia Barra, especialista en proyectos de remediación y monitoreo ambiental de Fundación Chile, dijo a BNamericas que los usos potenciales son múltiples.

Barra señala: “Hay distintas alternativas y en todas hay que hacer un análisis: primero, evaluar el mercado que tenga el bioproducto y los costos asociados, obviamente. Pero también es muy importante, considerando que esto está en un contexto de carbono azul, el tema de las emisiones”.

“Si se genera un fertilizante que, por ejemplo, se pueda utilizar para dejar de usar otro fertilizante químico, tiene que ser en un lugar cercano a donde se generó ese bioproducto o donde se cultivó el alga [para reducir las emisiones asociadas al transporte]”.

Chile tiene alrededor de 6.400km de costa y aspira a alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2050 mediante eficiencia energética, la descarbonización de su red eléctrica, la electrificación de la demanda y soluciones de combustibles sostenibles. A nivel mundial, los bosques de algas marinas absorben alrededor del 30% de las emisiones anuales de dióxido de carbono.

Eventualmente, los proyectos podrían generar créditos de carbono azul, que podrían utilizarse para compensar emisiones de carbono de particulares o empresas. El Banco Mundial está trabajando en este ámbito.

Los investigadores del proyecto chileno se dedican a medir el carbono capturado por las algas y sedimentos. Un día, las algas podrían cultivarse en cuerdas en áreas gestionadas de la costa, tanto para la absorción de carbono como para su recolección para uso en bioproductos.

Los investigadores trabajan en un área cultivada de 1ha en Bahía Inglesa. Las algas crecen rápidamente, algunas especies hasta 30 centímetros por día.

“El proyecto es una prospección inicial y la idea es generar lineamientos para una metodología que se pueda certificar. Es algo importante a tener en cuenta, ya que para la generación de créditos de carbono se tiene que utilizar una metodología validada por organismos internacionales [como Verra o Gold Standard]”, afirmó Barra.

Se trata de un trabajo pionero, pues hoy no existe una metodología de certificación de este tipo.

Barra plantea: “El proyecto de carbono azul de Anglo surge por el interés de alcanzar la meta de carbononeutralidad al 2040. Hay emisiones que no van a poder reducir y que van a tener que compensar. En esa búsqueda de alternativas miraron al océano y el potencial que tiene Chile en ese ámbito”.

“Quieren generar sus propios créditos de carbono para alcanzar esta meta. Podrían comprar un bono cualquiera, pero quieren generar sus propios bonos”.

Anglo también está trabajando en un proyecto de carbono azul en la costa africana.

Están surgiendo en el país otros proyectos de carbono azul, muchos de ellos centrados en repoblar con algas zonas rocosas de la costa en asociación con pescadores artesanales locales.

Actualmente, las algas chilenas se exportan principalmente a Asia como alimento o insumo para la industria cosmética y farmacéutica.

En Chile, las algas silvestres suelen ser recolectadas por buzos artesanales, lo que genera preocupaciones sobre la sostenibilidad y la gestión de las poblaciones.