Qué esperar de las elecciones presidenciales de Argentina

Las próximas elecciones en Argentina pueden representar una última oportunidad para el presidente Mauricio Macri, que enfrenta pronósticos adversos con la promesa de que solo él puede arreglar una economía tambaleante.

En los meses transcurridos desde las elecciones primarias de agosto, para las cuales el candidato pro negocios elaboró un mensaje de recuperación económica y política continua, Macri ha cambiado su tono, instituyendo algunas políticas populistas suaves y aumentando el gasto social. Queda por ver si esta estrategia dará sus frutos o creará una sensación entre los votantes de que ha traicionado sus propios principios.

Para evitar la derrota, Macri tendría primero que mantener la distancia entre él y su oponente por debajo de los 10 puntos en las elecciones del 27 de octubre, lo que implicaría una segunda vuelta. Si lo logra, tanto él como el candidato opositor Alberto Fernández tendrían que prepararse para un balotaje el 24 de noviembre.

Si ganara Fernández —lo que parece más probable— persiste la incertidumbre sobre sus propuestas políticas, aunque una serie de declaraciones y gestos han comenzado a pintar una imagen más completa del candidato peronista y su equipo económico. Fernández parece más moderado que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, pero comparte con ella una visión que fomenta la producción industrial, protege a las empresas locales de la competencia extranjera e impulsa un gran gasto fiscal y un marco de altos impuestos.

En cuanto a su estrategia para sacar a Argentina de la crisis actual, Fernández favorece un "pacto social" entre los sindicatos, el gobierno y las empresas privadas para mantener los precios bajo control y frenar la inflación. Esto estaría acompañado de ciertos controles de capital temporales, aunque con requisitos menos estrictos para los inversionistas internacionales, según varios asesores económicos de Fernández. En términos del déficit fiscal, el candidato ha dicho que aspira a un superávit a largo plazo, pero ha dejado abierta la interrogante de si aumentará el gasto público apenas asuma el cargo para tratar de estimular la actividad económica.

En las elecciones, las preocupaciones de los votantes sobre el desempeño económico, una enorme deuda externa y el incremento de la inflación agravarán los datos recientemente publicados que muestran que la pobreza argentina ha aumentado como resultado de la crisis económica del año pasado, pasando de 25,4% en 2018 a 35,4% en 2019, según la agencia de estadísticas Indec. El indicador llegaría a 37% para fin de año.

Si bien no hay cifras oficiales de pobreza para el final de la gestión de Cristina Fernández —ya que el gobierno suspendió la medición, argumentando que estigmatizaba a las familias pobres— los expertos estiman la cifra de 2015 en 29%. Esto significa que bajo Macri la pobreza comenzó a recuperarse, pero terminará considerablemente peor que bajo su predecesora populista. Esto debiera representar un duro golpe para Macri, ya que el tema ocupa el tercer lugar entre las preocupaciones de los votantes.

ENCUESTAS

La mayoría de las encuestas coinciden en que la distancia entre Macri y su oponente se ha ampliado desde las primarias PASO que tuvieron lugar en agosto, y que Fernández ganó por 15 puntos. Predicen una victoria de Fernández de entre 15 y 20 puntos (Fernández obteniendo más del 50% y Macri alrededor del 35%). Otros candidatos se quedan bastante atrás y son considerados outsiders, con el centrista Roberto Lavagna obteniendo alrededor del 7%. Pero cabe destacar que todas las encuestas disponibles erraron los resultados de las elecciones primarias en más de 10 puntos, por lo que su precisión es cuestionable.

Además de esos números, los sondeos destacan que los tres temas más apremiantes para los votantes son la inflación, el desempleo y la pobreza, lo que significa que las elecciones giran principalmente en torno al desempeño económico. Otra idea de las encuestas es el hecho de que la política de Macri después de las primarias, que terminó adoptando algunas políticas populistas, muestra un apoyo más allá de su base de votantes de alrededor de 33%, ya que un 49% de los encuestados considera positivas las medidas. Esto significa que la intuición de Macri de que podría cambiar la opinión de algunos votantes con estas medidas puede tener algún mérito.

ENTORNO MACRO

Quien asuma el poder en diciembre deberá hacer frente a un entorno macro muy complejo. Argentina enfrenta la posibilidad de un default de su deuda externa, ha incumplido ya parcialmente su deuda local y buena parte del gasto fiscal es en gran medida ordenado por la ley, lo que no deja demasiado margen de maniobra para hacer recortes rápidos.

Un punto de discusión fundamental será si Macri logra convencer a los votantes de que la mayoría de los vientos en contra que asedian a Argentina son un resultado tardío de las políticas promulgadas por la expresidenta Fernández —la candidata a la vicepresidencia de su oponente— y no son un reflejo de su propia administración.

Con respecto a la situación macroeconómica, los factores más importantes serán la inflación, la política del Banco Central y una estrategia para que Argentina recupere el crecimiento económico.

Para sostener su argumento, Macri apuntará al hecho de que la economía estaba comenzando a mostrar modestas señales de recuperación justo antes de su derrota en las primarias, lo que hizo que los mercados y la moneda local se descontrolaran. Su receta para la economía estaba funcionando, argumenta Macri, y los argentinos deberían darle más tiempo para terminar lo que comenzó.

Si Fernández gana, probablemente no podrá volver al modelo de Cristina Fernández para administrar la economía. Su estrategia consistía en una baja deuda externa, un gran déficit fiscal financiado en parte a través de la emisión de billetes (conducente a una elevada inflación), paridad monetaria y controles de capital. Esto condujo a un sistema de relativa estabilidad, en gran medida respaldado por un gasto público, con baja inversión local y extranjera e indicadores que empeoraron lentamente, como la pobreza y el desempleo, que aumentaron durante su mandato.

Las condiciones actuales son simplemente demasiado diferentes, y si Argentina no encuentra la manera de inyectar dólares en su economía, corre el riesgo de un incumplimiento más profundo de su abultada deuda externa, que ascendió al 62% del PIB en el 2T19. La deuda total argentina alcanza el 80,7% del PIB, aproximadamente el doble de lo que representaba en 2014, el último año de la presidencia de Cristina Fernández. La mayor parte de ese crecimiento se debe a compromisos externos, incluido un rescate del FMI por US$57.000mn extendido a la administración de Macri el año pasado.

Lo que se ha revelado de los planes de Fernández sugiere que tratará de aumentar el potencial de exportación del país para tratar de obtener la mayor cantidad de dólares posible en la economía. Sin embargo, la forma en que intentará hacer esto no se ha explicado y probablemente variará de una industria a otra.

ENERGÍA

Hay dos aspectos para un próximo sector energético liderado por Fernández: la energía eléctrica y el petróleo y gas.

En energía eléctrica, la política del candidato es altamente incierta. Si bien su sector político generalmente apoya un avance hacia las energías renovables, no ha habido señales sobre lo que sucederá con las licitaciones RenovAr y cómo se gestionará el sector.

En cuanto al sector de distribución, la situación es muy complicada. Los grandes aumentos en los precios de la energía residencial —como consecuencia de la reducción de subsidios— han alimentado la ira popular contra Macri, y algunos sectores del partido de Fernández han convertido el rechazo de las alzas de precios en un clamor político. A eso debemos agregar el hecho de que el difunto Néstor Kirchner —esposo y predecesor de Cristina Fernández y el modelo a seguir de Alberto Fernández en la campaña— instituyó una congelación del precio de la energía en 2002. Los incentivos para que Fernández intervenga en el sector serán apremiantes. Aunque aumentar los subsidios será difícil durante una crisis económica, es probable que el proceso de reajuste de precios, que aún está en curso, enfrente desafíos.

En petróleo y gas, sin embargo, las perspectivas son más positivas. Fernández y sus asesores han dicho reiteradamente que tratarán de proteger la formación no convencional Vaca Muerta de la incertidumbre política mediante la redacción de una nueva ley destinada a impulsar las exportaciones de petróleo y gas. Independientemente de lo que decida hacer una nueva administración con el sector, el gigante estatal YPF probablemente desempeñará un papel clave.

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MINERÍA

Fernández ha dicho que su agenda incluirá un plan de crecimiento a 10 años para la industria minera destinado a impulsar las exportaciones. El plan se centrará en el litio, que está experimentando un rápido desarrollo en el país, con una producción proyectada de alrededor de 250.000t/a para 2050 frente a las 6.200t/a de hoy en día.

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INFRAESTRUCTURA

Para la infraestructura, las perspectivas son inciertas y no ha habido señales claras. Algunos allegados a Fernández desconfían de las asociaciones público-privadas, pero han dicho que respetarán los contratos ya firmados, como informó anteriormente BNamericas. Por ahora, los observadores tendrán que esperar para ver las perspectivas del sector.

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